– Es la dimensión invisible la que controla la visible

¿Por qué a pesar de los avances de la ciencia médica, más gente, en vez de mejorarse, se sigue enfermando? Es porque esos avances conciernen principalmente a la dimensión material. Las verdaderas causas de la enfermedad están en otra parte: en la forma en que los seres humanos piensan y sienten y se comportan. Las personas intentan remediar sus padecimientos tragando medicinas, sin notar que es por sus pensamientos y sentimientos que destruyen o restauran su salud.

A pesar de su importancia, las glándulas endocrinas no son las responsables finales de todo lo que ocurre en nuestros cuerpos: sólo ejecutan órdenes recibidas de otra parte, y si, como en ocasiones ocurre, secretan demasiado o muy poco, o cesan de funcionar por completo, se debe a que están condicionadas por otros factores mucho más sutiles, que la investigación médica aún no ha descubierto. Es la dimensión invisible la que controla la visible, el mundo sutil que toma prioridad sobre el físico, el espíritu que está al mando de la dimensión material.

Cada ser humano posee en su interior los elementos que necesitan para resistir la enfermedad. Ya les he hablado sobre las plantas cuyas raíces no necesitan estar en el suelo: toman su vitalidad de la atmósfera. Bien, si una planta es capaz de tomar los elementos que necesita desde la atmósfera, cuanto más un ser humano debería ser capaz de lo mismo. Cierto, todo es químico, pero la química es regida por el espíritu.

Hipócrates fue un sabio griego que estudió la ciencia médica de Egipto e India, y enseñó que lo más importante era ayudar al cuerpo a defenderse contra la enfermedad. Utilizaba medios naturales para incrementar la resistencia de sus pacientes a las enfermedades. El ambiente físico también era importante para despertar los poderes que dormían en ellos.

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He hablado sobre muchos remedios naturales, y sólo mencionaré que el agua de mar contiene todas las sustancias que el cuerpo necesita: exactamente esos elementos que se deben encontrar en nuestra sangre. Los doctores egipcios que curaron a Platón, lo hicieron con Talasoterapia, una terapia con la que estoy completamente de acuerdo.

La Talasoterapia corresponde a nuestra Enseñanza, que anima a las personas a recuperar su equilibrio interior, al tomar todos los elementos que sus cuerpos necesitan, de las reservas inagotables de la naturaleza. Por ejemplo, beber agua de mar es muy bueno, es una verdadera transfusión, y una manera de hacer esto es comer ostras. Yodo, boro y otros elementos raros se pueden encontrar en el mar, y no es posible encontrarlos en tierra firme.

Los japoneses deben sus notables poderes de resistencia al hecho de que comen muchas algas. ¡Cuan benéfico sería si eso ocurriera en Europa! Contiene todos los nutrientes que necesitamos. ¡Pero no olvidemos lo único que importa: el sol! Es el sol que le da al agua del mar y a las algas, la vitalidad de la que los seres humanos se benefician.

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El magnetismo es aún otra forma de terapia; en efecto el magnetismo y la fitoterapia (remedios naturales), son dos de los más antiguos métodos terapéuticos conocidos por el hombre. Cuando un Iniciado toca a alguien que está enfermo, realizan una verdadera transfusión de vitalidad, una transfusión, por así decirlo, de su propia vida, y la persona enferma se siente mejor. El magnetismo es la medicina de los antiguos Iniciados que sanaban con un toque, una mirada o simplemente una palabra, sin contacto físico de ningún tipo. Es, en efecto, un tipo de inyección, pues consiste en «inyectar» algo en el cuerpo de la persona enferma.

La medicina del futuro estará obligada a tomar en cuenta todas las necesidades del ser humano, incluyendo aquellas del alma y del espíritu, y a proveer los elementos que les falten. Es por ello que repito e insisto que la más potente de las terapias es su propia forma de vida.

Recuerden, por lo tanto, mantener intactos sus vínculos con las fuerzas de la naturaleza. Si hacen esto, se les dará la luz para ver el universo como una estructura, como el más maravilloso edificio imaginable, en donde todo está conectado, desde la cima hasta la base; y cuando vean esto claramente, serán capaces de restaurar el orden y de remediar muchas anomalías en vuestro interior.

(Continuará…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov,
Izvor 225, Armonía y Salud
Obras Completas, Volumen 6, Armonía