Hubo una época en que resultaba difícil dar a los seres humanos nociones de psicología porque no las hubieran comprendido, por eso los Iniciados presentaron la naturaleza superior y la naturaleza inferior bajo la apariencia de ángeles y demonios; el ángel guardián situado a la derecha del hombre, y el demonio a su izquierda; el ángel lo ilumina con sus buenos consejos, mientras que el demonio quiere inducirlo a error para convertirlo en su víctima.

Pero, ¿es cierto que tenemos permanentemente un demonio a nuestra izquierda y un ángel a nuestra derecha? Yo creo que sí que están, pero ¿bajo qué forma? He ahí la cuestión. Se trata sencillamente de dos naturalezas que todos tenemos en nuestro interior, con la diferencia de que unos más que otros han dado a la naturaleza divina la posibilidad de manifestarse y de recibir de ella buenos consejos, luz, aclaraciones, revelaciones; nadan en la claridad, en la luminosidad, y ello hace que su existencia sea mucho más fácil: sin cesar, son iluminados, guiados, consolados, sostenidos, protegidos.

Mientras que aquellos que prefieren abandonarse a sus instintos y a sus apetitos, cometen todo tipo de actos de lamentables consecuencias… Decimos entonces que se han dejado tentar por el demonio, cuando en realidad se trata de tendencias inferiores que no han sabido dominar.

¡Nunca cuenten con que la personalidad va a mejorar! Úsenla, pónganla a trabajar, hagan que se esfuerza a favor de la individualidad o Yo Superior.