Si van a India a un día, les puede sorprender ver que muchos sadhus y yoguis tienen unos abdómenes muy grandes, aunque comen muy poco. Y probablemente se han dado cuenta que casi todas las estatuas de Buda o de otros sabios, les muestran con un abdomen generoso. La razón de esto es que, en un Iniciado, un abdomen bien redondeado es signo de poder y fuerza, una indicación de que las reservas espirituales que ha acumulado gracias a años de ejercicios respiratorios especiales.

Observen a los japoneses: algunos de ellos tienen enormes abdómenes, y sin embargo son muy flexibles y fuertes, y muy inteligentes. La explicación es que ellos desarrollan lo que llaman el centro Hara. Este centro está situado sólo cuatro centímetros bajo el ombligo. En japonés, hara significa barriga.

De acuerdo a los sabios japoneses, el Hara es el centro de la vida humana, su centro de gravedad, el centro universal, y cuando uno se concentra en él y lo desarrolla al máximo, uno se vuelve incansable e invencible. La característica más llamativa en quienes han trabajado para desarrollar su centro Hara, es que están extraordinariamente bien balanceados.

Muchos de los problemas que caracterizan a nuestra época se originan, como ya les he dicho, del hecho que las personas en Occidente han alterado el equilibrio de sus vidas. Ya no están, como deberían, en su centro de gravedad, su centro de vida. En vez de ello, el cerebro – que por derecho propio está en la periferia del ser humano – ha usurpado la posición central. Demasiados pensamientos, demasiadas preocupaciones, demasiada actividad cerebral crean seres humanos desequilibrados.

Vitriolum Jwo

Por supuesto, para los occidentales, está el problema de que por largo tiempo, los centros de fuerza situados más abajo en el cuerpo físico, fueron considerados como indignos de tener participación alguna en la vida espiritual.

El centro Hara es mencionado en muchos libros esotéricos, pero a menudo de formas distintas. De hecho algunos pasajes de antiguos autores cristianos, muestra que sabían de este centro. En su libro «Las Doce Claves», el famoso alquimista Basilio Valentín, anima a los adeptos a descender al centro de la tierra y buscar la Piedra Filosofal. Dice: «Visita interiora terrae; rectificando invenies occultum lapidem, veram medicinam», lo que significa: ‘Visiten el interior de la tierra; rectificando (purificando por destilación) encontrarán la piedra oculta, la verdadera medicina.».

Omraam Mikhael Aivanhov
Izvor 219, Centros y Cuerpos Sutiles