Videlinata, el centro de enseñanza en Suiza

«El nuevo cielo y la nueva tierra significa, pues, que‏ los humanos irán más arriba, a un lugar en donde descubrirán lo que siempre ha‏ existido, pero que ellos nunca habian visto. La nueva tierra será la forma de comportarse, de actuar, una nueva forma de‏ alimentarse, de respirar, de mirar, y ya se acerca. Pero todo debe empezar por el nuevo‏ cielo, es decir, por el sol: ver primero qué luminoso es el sol, qué caluroso, vivificante,‏ bello, puro, grande, poderoso, generoso, y cómo están representados en él todos los‏ esplendores, todas las cualidades, todas las virtudes. ¡Este es el nuevo cielo que va a‏ venir hacia los humanos!

Y el sol nos hará descubrir este nuevo cielo, que siempre ha‏ estado ahi y en el que habitan los Iniciados, los grandes Maestros, los Profetas que han‏ dejado la Tierra, en el que habitan también los Angeles, los Arcángeles, las Divinidades,‏ este cielo al que Jesús llamaba «la casa de mi Padre». Y veamos ahora, ¿ acaso podemos vivir en el sol? Claro, desde hoy mismo, cada‏ dia pueden estar en él: cada vez que alimentan pensamientos y sentimientos puros, que‏ deciden trabajar para un alto ideal, ya están en este cielo nuevo, y este cielo nuevo‏ conlleva obligatoriamente una nueva tierra. Porque quien abraza una filosofía‏ sublime se ve obligado a cambiar su comportamiento, su forma de actuar. Todos los‏ métodos que están aprendiendo aqui relativos a la nutrición, la respiración, los gestos,‏ la palabra, esto es la nueva tierra.

Si, y la nueva tierra nos obliga a tener otra actitud hacia toda la creación. El‏ invierno pasado en Videlinata traté un poco esta cuestión.

Les decia: «¿Quieren que les‏ muestre una partícula pequeñita de la nueva tierra? Miren: salgo de mi chalet para ir a‏ la sala de conferencias... Miro al sol, miro las montañas, el lago, el bosque, la nieve que‏ centellea, y me dirijo a ellos, asi como a los seres luminosos de la naturaleza, les digo‏ qué bellos son y les saludo con la mano. Este comportamiento no está extendido entre‏ los humanos, porque para ellos todo está muerto, la naturaleza está vacia, asi que ¿para‏ qué saludarla?…

Están en la antigua tierra, ni siquiera hacen un gesto de amistad a la‏ creación, y sin embargo, ¡si supiesen todo lo que este gesto puede desencadenar y poner‏ en marcha! En la nueva tierra se sienten protegidos, acunados por toda la creación,‏ porque reconocen que está viva, que es consciente, y la saludan. Si, pero para hacer‏ este gesto debemos cambiar nuestro estado de conciencia, vivir en el nuevo cielo…

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Y nuestro planeta, la Tierra, esta pequeña mota de polvo insignificante, ha‏ necesitado miles y miles de millones de años para llegar a su estado actual; ella también‏ cambia y se transforma, su cuerpo etérico nunca es el mismo, está en contacto‏ permanente con el sol y las estrellas que le dan elementos siempre nuevos, y un dia, a‏ fuerza de trabajo, se volverá transparente, cristalina, limpida y brillará como el sol.

De‏ momento la Tierra es un fruto todavia ácido, pero el sol la hace madurar con su calor.‏ Algún dia será un fruto maravilloso, como el sol, porque el sol es su padre y los hijos‏ acaban siempre pareciéndose a sus padres.

De momento la tierra es una niña pequeñita,‏ pero algún dia, brillará como su padre, el sol. En esa época, los humanos vivirán en‏ otros planetas, ya no habitarán en la tierra, se la dejarán a los animales que serán‏ educados, instruidos, cuidados. Si, los animales serán más inteligentes, más bellos, más‏ expresivos, ¡y algunos hasta tocarán el piano, escribirán libros y harán unos discursos‏ formidables!…

Omraam Mikhaël Aïvanhov

Obras Completas, Vol. 10, Los Esplendores de Tipheret,
Capítulo 13, Un Nuevo Cielo y una Nueva Tierra