«Hasta el presente, ningún régimen político se ha revelado verdaderamente eficaz para aportar a los pueblos la felicidad y la paz. Ni la monarquía, ni la oligarquía, ni la república, etc., han aportado soluciones verdaderamente definitivas.

Y la razón no es difícil de encontrar: Sencillamente porque un sistema de gobierno no lo es todo. Hasta que los individuos a los que se pretende imponerlo no tengan conciencia de sus deberes, mientras no comprendan que deben esforzarse por armonizarse entre sí, con cualquier régimen se producirán los mismos desórdenes, los mismos problemas continuarán existiendo y la humanidad seguirá en la miseria y el descontento.

El presente estado de cosas continuará por años y años: Habrá repúblicas, democracias, guerras, devastación y revolución. Y cuando los seres humanos estén cansados y extenuados, casi en su último suspiro, comenzarán a desear un nuevo orden. Entonces, quizás, los grandes Maestros vendrán y se harán cargo del destino de la humanidad, y ante la vista de tal esplendor, tal justicia, todos estarán listos para aceptar a líderes iluminados.

La gente ama el orden y la justicia, y si son incapaces de establecer una sociedad justa y ordenada, es porque siempre eligen a uno de los suyos para gobernarles, en vez de escoger a alguien más elevado. Si eligen a su líder entre los obreros de una población de hormigas, ellos sin duda, serán capaces de dar discursos, morder y pelearse con las otras hormigas, y llenar su almacén con granos, pero eso es todo; no tiene sentido esperar que salven a la humanidad.

Sólo aquellos inspirados desde lo alto, son capaces de imponer el reino de orden, paz y armonía en el mundo. Y cuando esta aristocracia de seres elevados comience a ser escuchada por la gente, entonces todo se transformará. Serán las masas mismas que pedirán ser gobernadas por los mejores y más nobles, pues reconocerán que, abandonados a sus propios recursos, sin la luz de la Ciencia Iniciática para que les guíe, está perdidos.

Pero no olviden nunca que este orden jerárquico debe ser establecido, primero y ante todo, al interior de cada ser humano. Es por eso que deben pedir al Cielo que les envíe una aristocracia de seres luminosos para guiarles e instruirles.

‪#‎Omraam Mikhaël Aïvanhov
Izvor 208, El Egregor de la Paloma y el Reino de la Paz.
Obras Completas, Vol. 25. La Era de Acuario: Llegada de la Edad de Oro.