En un plano superior, lo masculino y femenino son uno.

El que sabe‏ trabajar con el Diez se siente rico, completo, por‏que el Diez es el número del matrimonio. Este‏ matrimonio al que tanto aspiran los humanos,‏ este deseo de encontrar a un ser que sea su‏ complemento, cada uno debe realizarlo, en pri‏mer lugar, dentro de sí mismo. ¿Cómo casarse‏ interiormente para formar el Diez? ¿Con qué y con‏ quién casarse?

He ahí lo esencial. Todo el‏ mundo debe casarse, ¡no debe quedar ni un solo‏ soltero! Y este matrimonio al que debemos aspi‏rar, es el de la materia y de Dios en nosotros, el ‏matrimonio de nuestro cuerpo y de nuestro es‏píritu.

Espíritu y Materia… Los dos principios, masculino y femenino,‏ están en el origen de la creación. Ninguna crea‏ción de ningún tipo es posible con un sólo prin‏cipio; es preciso que ambos estén juntos y uni‏dos. Estos dos principios existen, en primer lu‏gar, arriba, el Padre Celestial y la Madre Divina,‏ y engendran continuamente mundos poblados‏ por miríadas de criaturas. En el plano físico, lo‏ masculino tiene una existencia distinta de lo fe‏menino, pero, arriba, masculino y femenino son‏ uno.‏

 

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El principio masculino es, pues, el primero‏ y debe seguir siéndolo.‏ Significa que el principio primordial (espíritu)‏ emergió de su estado de extrema sutileza, a fin de condensarse,‏ y al condensarse, creó otro principio (la materia).‏ ‏

Pero, que los hombres‏ no se pavoneen, ni las mujeres se sientan ofen‏didas: digo «el principio masculino» y no el‏ hombre. Aquí, se trata sólo de principios. Y el mito del pecado original también trata sobre principios, y no sobre un hombre y una‏ mujer. Todas las desgracias de los humanos pro‏vienen de su rechazo a la jerarquía en el univer‏so. Se trata de la inversión del orden adecuado de ambos principios.‏

Quizás algunos de ustedes pensarán que todo esto es muy complicado.‏ Al contrario, es todo muy simple, muy claro. Si les parece complicado,‏ es porque no están acostumbrados a pensar y razonar a la luz‏ de los grandes símbolos universales.‏ ‏

(Continúa…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Izvor 237, La Balanza Cósmica: El número 2
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