Todos saben que cuando deben ir a una cueva, o a un bosque por la noche, tienen que llevar una vela o una linterna, pero no se han detenido a sacar conclusiones de eso. Puesto que son los rayos luminosos los que al chocar con los objetos los hacen visibles, para llegar a ver el mundo invisible, debemos ser capaces de proyectar fuera de nosotros mismos un cierto tipo de luz. Esperamos que estos objetos estén ya iluminados…¡No!, no lo estarán, ¡tenemos que iluminarlos nosotros!
En realidad, todos los objetos del plano astral y del plano mental emiten luz, pero su resplandor no puede ser captado por los ojos humanos. El ser humano debe desarrollar nuevos centros en sí mismo, encender sus lámparas interiores para proyectar unos rayos que, al caer sobre la superficie de los objetos o de las criaturas, los harán visibles.
Existen varias clases de visión:
– Primero y sobre todo, la visión del espíritu. Entender el significado de algo es un tipo de visión (en inglés «comprendo» se dice «I see», «veo»). Esta visión no es material, claro, y a menudo el hombre ni siquiera tiene conciencia de que ve, pero en realidad ve. Cuando tiene revelaciones es porque proyecta muy arriba, muy lejos, unos rayos de si mismo que le hacen ver unas leyes, una correspondencia, una estructura.
– La sensación también es una forma de visión: mediante otras radiaciones que proyectamos sobre las criaturas, vibramos al unisono con ellas, tomamos conciencia de su existencia, de su presencia, de sus sentimientos.
– Por último, existe un tercer tipo de visión que consiste en percibir ciertas luces o ciertas entidades que se desplazan en el mundo etérico. Está bien, pero de todos modos es la forma inferior de la clarividencia. Muchos han llegado a desarrollarla, ven colores o formas etéricas, pero no las comprenden ni sienten nada: necesitan a alguien para guiarles o interpretar lo que ven. Esta videncia no es muy útil, y a menudo, incluso detiene al discípulo en su evolución.
La clarividencia, pues, tiene grados. Los grados superiores son la comprensión y la percepción del mundo divino; y es por ahi por donde hay que empezar, y después, si queremos, podemos descender hasta la visión del plano etérico. La visión etérica es, de todos modos, de un orden inferior, porque el plano etérico está relacionado con el elemento tierra, pertenece todavía al mundo físico, no al mundo espiritual.
Según la Ciencia esotérica, el plano físico está formado por siete divisiones, y cada uno de los otros planos también. Por el momento la ciencia sólo conoce tres estados de la materia: sólido, liquido y gaseoso; pero existen aún otros cuatro estados de la materia, y estos son los que constituyen, precisamente, el plano etérico…
Omraam Mikhaël Aïvanhov,
Surya Yoga, El Yoga del Sol
Obras Completas, Vol. 10, Los Esplendores de Tipheret
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