– El cielo estrellado es también un libro…

Cuando nos enfrentamos a la inmensidad y esplendor de los cielos, a veces nos sentimos perdidos. Pero perdernos en contemplación del cielo no es un objetivo; debemos ir más lejos, pues el cielo estrellado es también un libro, uno que habla no sólo a nuestro intelecto. El conocimiento que nos imparte está escrito en nuestro interior y puede transformar nuestras vidas. Este es el verdadero conocimiento: estamos iluminados por una luz que nos sobrepasa, una luz que orienta nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras acciones.

He leído libros de astronomía, he escuchado a los astrónomos presentar sus investigaciones, y a menudo he estado muy impresionado. ¡Pero cuán diferente es eso de la experiencia que he tenido contemplando un cielo estrellado, sin otro deseo que disolverme en su inmensidad! Un sentimiento de paz me fue ganando poco a poco, elevándome; mi único deseo era desprenderme de la tierra, ir lejos en el espacio, y contactar a las entidades espirituales que se manifiestan físicamente como estrellas.

Una vez proyectado en esas regiones, sentí que nada era más importante que unirme con el Espíritu cósmico, y permitir que me penetrara, para darme un verdadero entendimiento de las cosas, un entendimiento que permeó cada una de mis células.

Sky starry

Los astrónomos observan el cielo nocturno, pero la mayoría de ellos se confinan a su propia realidad material. No están conscientes de que existen seres inteligentes habitando y trabajando en esos cuerpos celestes, lo reducen todo a leyes mecánicas, por lo que sus almas y espíritus poco ganan de sus estudios. Son como montañistas cuyo único objetivo al escalar una cumbre, es el logro atlético, o el estudio de las rocas o las variaciones atmosféricas. Olvidan ver la montaña y entrar en comunión con su belleza, su pureza y su poder.

Contemplando un cielo estrellado, tal como escalar una montaña, debe dar a los seres humanos la solución a todos sus problemas, porque abre las puertas del cielo en su interior. Quienes están acostumbrados a mirar a las estrellas con amor – quienes meditan en la armonía cósmica, en esas luces que han viajado distancias tan grandes en el tiempo y el espacio – viajan con el pensamiento a través de los reinos espirituales que también están en su interior.

Omraam Mikhael Aivanhov
La Piedra Filosofal, Izvor 241