A pesar de la cultura, a pesar de la ciencia, a pesar de los progresos en todos los campos, los seres humanos están cada vez más inseguros y confusos. Ya no saben qué creer, ni a dónde dirigirse.

En mi opinión, lo que les falta a los humanos es un verdadero sistema filosófico. Como cada uno es libre de inventar o de creer lo que quiera, vemos aparecer toda clase de opiniones y de teorías extravagantes. Pero no existe un sistema en el que todo el mundo pueda apoyarse.

Paz, felicidad y prosperidad en la Edad de Oro.

Puedo recordar mi vida en el pasado lejano, cuando el Reino de Dios existía en la Tierra, la Edad de oro, y la humanidad vivía en la paz, la felicidad y la abundancia… Un día, todo esto desapareció y el mundo cayó bajo la ley de la anarquía y de la violencia. Ya no hay sitio para el amor, la inteligencia, la bondad, la dulzura.

El único dios, el único credo, es la violencia, la violencia bajo todas sus formas. Durante los acontecimientos de Mayo de 1968, en París, cuando se produjo toda esta rebelión de la juventud, yo no estaba en Francia, pero toda mi alma velaba y estaba inquieta, porque tenía el presentimiento de que la guerra civil se acercaba. Ésta pudo ser evitada, gracias al Cielo.

Después, hablé con algunos jóvenes, y uno de ellos, en particular, me decía que la rebelión era el único medio de obtener un cambio, que todo el desarrollo de la historia, muestra que para conseguir algo, para obtener una mayor justicia, una mayor libertad, los hombres siempre se han visto obligados a utilizar la fuerza y la violencia. O, si no, me decía este joven, hay que separarse de la sociedad, para formar una pequeña sociedad aparte y vivir como uno desee.

Hay formas alternativas de crear cambios

Yo le dije: “De acuerdo, pero hay una tercera solución.” Consiste en hacer, por ejemplo, como los hindúes que con sus reclamaciones legítimas, lógicas, inteligentes, con el método de la no violencia y de la dulzura, provocaron en el mundo tantas reacciones favorables que Inglaterra se vio obligada a ceder. Ante esta abnegación, ante esta fuerza moral de todo un pueblo, comprendió que, si seguía queriendo esclavizarlo, perdería todo su prestigio.

¿Por qué ir a tomar como guías al Che Guevara, Fidel Castro, Mao Tsé-tung? La juventud debe ir a instruirse a otra parte, con seres más elevados y más luminosos que esta gente. Además, una política que tiene éxito en un país, no la tiene forzosamente en otro: los mismos métodos pueden no convenir a todos los países. »

(Continúa…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Obras Completas, vol. 12, Las Leyes de la Moral Cósmica
Cap. 3, La actividad creadora como medio de evolución