He ahí una verdad que se les ha escapado a muchos artistas. El poder creador del hombre reside más arriba que su nivel de conciencia ordinario; se encuentra en una parte de su alma, que se manifiesta entonces como imaginación, como facultad de explorar, de contemplar unas realidades que le sobrepasan y de captar sus elementos. Crear es superarse, sobrepasarse.

Inventores y artistas obtienen sus ideas desde lo alto

Ya les expliqué, que si los inventores llegan a descubrir unas leyes o unas técnicas tan extraordinarias, es porque saben elevarse hasta el dominio de la imaginación y, más arriba todavía, hasta el de la intuición: arriba captan ideas, imágenes y después vuelven a bajar, para escribir, dibujar, realizar lo que han concebido.

La ciencia oficial todavía no ha explorado las posibilidades de la intuición, ni la naturaleza de esta facultad que, como una antena o un radar, puede prever, predecir y proyectarse en el futuro.

Las ideas desde lo alto, a menudo parecen extravagantes y son rechazadas

Cuando algunos sabios que están a medio camino entre la ciencia oficial y la ciencia esotérica lanzan de vez en cuando ideas más avanzadas, no les creen, les rechazan, les critican y, sin embargo, más tarde reconocen que han sido grandes precursores.

Miren a Julio Verne, por ejemplo, no era un hombre de ciencia, sino solamente un novelista y, sin viajar él mismo, imaginó “cinco semanas en globo”, “la vuelta al mundo en ochenta días”, “veinte mil leguas de viaje submarino”, “de la Tierra a la Luna”… En su época todo eso parecía inverosímil y muchos se burlaron de él, pero ahora puede verse que las cosas más audaces que había imaginado empiezan a realizarse.

En una Escuela Iniciática cultivamos nuestra creatividad

Así pues, esta facultad de imaginar que poseemos todos es realmente creadora, y si sabemos cómo purificarla y cultivarla en un estado de claridad y de lucidez perfectas, es capaz de hacernos descubrir unas realidades de las que nadie tenía ni idea hasta entonces. Todos los inventores se pasaron horas enteras sumergidos en sus investigaciones y meditaciones; y no se puede negar que su intuición ha sido una facultad verdaderamente auténtica.

Y nosotros aquí, en una Escuela Iniciática, hacemos exactamente lo mismo que ellos, pero conscientemente, con conocimiento de causa. Con la diferencia, sin embargo, de que nuestra imaginación no está orientada hacia los descubrimientos físicos, químicos, técnicos, sino hacia los interiores, espirituales. A nosotros también nos permite hacer descubrimientos que muchos ni siquiera pueden sospechar.

(Concluirá…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Obras Completas, vol. 12, Las Leyes de la Moral Cósmica
Cap. 3, La actividad creadora como medio de evolución