Sólo hubo un sólo Jesús, pero hay, pueden haber, miles de Cristos. Jesús siempre será un ser único. Es la cabeza de la religión cristiana, de la misma forma que Buda es la cabeza del budismo, o Mahoma del islamismo. Pero Cristo es la cabeza de toda la humanidad, y en efecto de todo el universo. No es la cabeza de una religión, sino de todas las religiones. Es desde él que obtienen su inspiración.

Cuando el señor Gautama alcanzó la iluminación, se le dio el título de Buda, y todos quienes alcanzan este estado «búdico» (Nosotros diríamos estado «crístico»), son llamados Budas. Gautama no fue el único. Han habido muchos otros. El nombre «Buda» o «Cristo» no es el nombre propio de una persona particular: es el nombre de un principio, de un estado de conciencia.

Es importante que entiendan esto correctamente. A los cristianos nunca se les ha enseñado estas distinciones, y el resultado es que confunden muchas nociones distintas. Con la excepción de quienes han recibido la luz de la ciencia iniciática – que son muy raros – la mayoría de los cristianos llevan una caótica mezcla de verdades y medias verdades en su cabeza.

 

jesus mon pere travaille    bouddha ciel

Los cristianos siempre piensan en Cristo como estando en un lugar específico, en Palestina por ejemplo, donde Jesús vivió. Pero si es realmente la resurrección y la vida, él no puede haber estado viviendo en Palestina. Vive en el sol. Por supuesto, está en todas partes en la naturaleza, pero para nosotros, de una forma especial, está en el sol, es por eso que, si adquieren el hábito de ver al sol en la mañana, y pensar que es Cristo quien está ante sus ojos, si hacen contacto con él y le aman, su ser entero se emocionará y vibrará al unísono con esa luz cósmica, condensada y manifestada en y a través del sol.

Ciertamente, Cristo es mucho, mucho más grande que el sol. Es el hijo de Dios, la segunda persona de la Santísima Trinidad, y no se manifiesta exclusivamente en nuestro sol. Hay innumerables otros soles en la inmensidad del cosmos, mucho más grandes y brillantes que el nuestro. Es por eso, que cuando les hablo de Cristo, deben entender que no hablo de Jesús, sino del principio cósmico que no posee ni comienzo ni fin.

Jesús fue un hombre que vivió en Palestina hace 2.000 años: Un ser de tal pureza y nobleza, un ser tan altamente evolucionado, que en su trigésimo año, recibió al Espíritu Santo, y al mismo tiempo, al espíritu de Cristo. Es por eso que fue llamado Jesucristo. Pero Cristo puede nacer en el corazón y el alma de todos los seres humanos. Es él quien se ha manifestado en Orfeo, Moisés, Zoroastro, Buda, y todos los grandes iniciados de cada país y cada época.

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Obras Completas, Vol. 10, Los Esplendores de Tipheret

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