En la Antigüedad vivía en Jerusalén un sabio llamado Nathan. Cuando el príncipe Saladino tomó esta ciudad se enteró de la existencia de
Nathan, le hizo ir a su palacio y le planteó siete preguntas entre las que se encontraba ésta: «De todas las religiones: judía, budista, cristiana, musulmana, ¿cuál es la mejor?».

Y Nathan respondió al príncipe: «Voy a contarte una historia. Había una vez un rey que poseía un anillo mágico que le daba todos los poderes y, gracias a este anillo no había ni desgracias, ni guerras, ni enfermedades en su reino. Este rey tenía tres hijos, y acercándose a la vejez, no sabía a cuál de sus hijos dar su anillo, pues les quería a todos por igual. Hizo entonces fabricar otros dos anillos semejantes al primero.

El rey mezcló los tres anillo de forma que ni siquiera él supiese cuál era el verdadero. Llamó a su hijo mayor y le dijo: «Hijo mío, te quiero mucho y quiero darte secretamente mi anillo con el tercio de mi reino». Lo mismo hizo con sus otros dos hijos. El rey ignoraba a cuál de sus hijos había dado el anillo mágico, pero los tres estaban convencidos de haberlo heredado.

(Concluiremos con esta historia, en nuestro próximo post…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Obras Completas, Vol. 1, El Segundo Nacimiento