Sólo la conciencia de nuestra predestinación divina nos permite conservar la esperanza. De lo contrario, evidentemente, ante el espectáculo del mundo, cada cual tiene buenos motivos para ser pesimista, sentirse desorientado, angustiado, abrumado. Entonces, ¿qué se puede hacer? Unos consultarán a psicólogos, psicoanalistas… Otros irán a preguntar a astrólogos, médiums, clarividentes, como se hace cada vez más en la actualidad con el fin de tranquilizarse.

Esto prueba que no han comprendido dónde y cómo deben buscar las verdaderas certezas, las razones verdaderas para confiar en el futuro. No niego que existan personas capaces de descifrar el futuro, pero son raras. Y aunque les informen sobre los acontecimientos que se producirán, serán ustedes sin embargo quienes deberán encontrar la forma de actuar para no desperdiciar sus oportunidades y afrontar las pruebas.

Avancen con la conciencia del futuro de luz y alegría que Dios ha previsto

Ahora, evidentemente, dejo que cada uno haga lo que crea oportuno. Los videntes y los astrólogos son la mayoría de las veces lo bastante hábiles para predecir principalmente éxitos, el amor, la fortuna, la salud, de lo contrario, nadie iría a consultarles; ni que decir tiene que, en un momento u otro, algo bueno termina sucediendo, incluso aunque no sea duradero.

Así pues, quienes necesitan recurrir a estas prácticas para sentirse tranquilos sobre su suerte, que lo hagan si esto les va bien, pero estoy obligado a decirles que el único método eficaz para conservar la confianza, consiste en avanzar con la conciencia de este futuro de luz y alegría que Dios ha pre- visto para sus hijos.

El pesimismo paraliza las fuerzas más vigorosas

Según una opinión generalmente extendida, el pesimismo sería una forma de sabiduría: cuando se sabe que el mal puede surgir en cualquier momento y no importa donde, nos mantenemos alerta, tomamos precauciones. Pues bien, no, esta visión tan negativa no es en absoluto sabia, y es incluso nociva para la psique; concentrarse en el mal, en todas partes y permanentemente, tiene como consecuencia no verlo cuando se produce realmente, y paraliza las fuerzas vivas que permitirían reaccionar. Entonces, ¿dónde se halla ahí la sabiduría? ¿la lucidez?

Ciertamente, no se trata de oponerse al pesimista con la pretensión de que todo va bien, ya que sería ridículo: no todo va bien, e incluso muchas cosas van muy mal. Pero el optimismo es un punto de vista filosófico basado en el conocimiento de Dios, del universo y del ser humano.

Cómo debemos entender el término «optimismo»

Así pues, no es el término optimismo el que debería emplearse: teniendo en cuenta el uso que se hace del mismo en la vida diaria, demasiado a menudo se le confunde con ingenuidad y ligereza, que no tienen nada de filosófico. El optimismo del que les hablo, es en realidad la esperanza, es decir la certeza de que el futuro siempre puede ser mejor. Aunque el presente no sea muy bueno, los poderes de la vida y del bien son tan fuertes que siempre pueden triunfar sobre el mal, desde el momento en que el ser humano decide asociarse a ellos.

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Izvor 204, La Risa del Sabio
Cap. 1, El sabio vive en la esperanza