– La polarización del Uno‏

‏Para la Ciencia iniciática, el Dos es el resultado de la polarización del Uno, lo‏ que significa que estos dos polos, a los que‏ consideramos como opuestos, están, en realidad,‏ contenidos en el Uno. Los llamamos masculino y‏ femenino, positivo y negativo, pero podemos‏ también llamarlos el bien y el mal, siempre que‏ tengamos bien presente que son la expresión del‏ Uno, que es Dios, porque tienen en él su origen.

Una tradición hace de Lucifer, el arcángel‏ que se rebeló contra Dios, el hermano de Cristo.‏ Cuenta que, cuando Lucifer fue precipitado‏ desde lo alto del cielo, perdió, en su caída, la‏ esmeralda que adornaba su frente, y con esta‏ esmeralda, caída sobre la tierra, se habría tallado‏ la copa en donde José de Arimatea recogió la‏ sangre de Jesús en el momento de la crucifixión.‏ Es esta copa la que se convirtió en el Santo ‏ Grial, símbolo que jugó un papel muy impor‏tante en la historia de la cristiandad. Los Inicia‏dos que establecieron esta relación entre Lucifer‏ y Cristo quisieron enseñarnos que el bien y el‏ mal son los dos polos de una misma y única‏ realidad.‏

‏Nuestra existencia en la tierra está entera‏mente condicionada por la alternancia de los‏ días y las noches. Esto viene, dirán ustedes, de que la‏ tierra es redonda y gira sobre sí misma. Sí, pero,‏ cualquiera sea la razón, esta alternancia‏ del día y de la noche que regula la vida de toda‏ la naturaleza, regula también nuestra vida física‏ así como nuestra vida psíquica. No sabríamos lo‏ que es la luz, si las tinieblas no existiesen, ni lo‏ que son la sabiduría, la justicia, la belleza, el‏ gozo, si no nos viésemos obligados a tropezar‏ con la estupidez, la injusticia, la fealdad y la‏ tristeza. En las comparaciones y las confronta‏ciones se encuentra la comprensión. Si no exis‏tiesen los contrarios, viviríamos en la indiferenciación.‏

yin yang 1

No debe preocuparnos demasiado que haya‏ belleza y fealdad, virtudes y vicios, debilidad y‏ fuerza. Lo importante es aprender a comportarse‏ con respecto a estos dos polos. En lu‏gar de esto, los humanos no cesan de pregun‏tarse por qué Dios permite que el mal exista. ‏ ‏ Hay que dejar de plantearse este tipo de cuestio‏nes. El bien y el mal están íntimamente mezcla‏dos; en tanto que polos complementarios, tienen‏ asuntos que tratar juntos, y es preferible no‏ querer meterse entre ambos o intentar sepa‏rarlos. Es como inmiscuirse en los asuntos de‏ una pareja. Cuando un hombre y una mujer es‏tán apegados el uno al otro, cualquiera que la opinión que tengan sobre su relación, no traten de‏ separarles. Y cuando se enfrenten, tampoco se‏ metan entre ambos, ¡manténganse a distancia!

‏Los automóviles circulan por la carretera, unos‏ en un sentido, y otros en sentido contrario. Todo‏ va bien si la carretera es ancha y si los autos se‏ mantienen bien alineados en su fila respectiva.‏ Estos autos van en sentido contrario, pero‏ ¿podemos, acaso, decir que una fila representa‏ el bien y la otra el mal? No, el mal aparece si ya‏ no hay distancia suficiente entre las dos filas: es‏ la colisión.‏

El‏ bien, el verdadero bien, es una coexistencia ar‏moniosa de dos procesos contrarios. El‏ verdadero bien, es esta Inteligencia Superior que ha sabi‏do concebir cómo los dos procesos participarían‏ en la conservación de la vida. Como ven, las res‏puestas a las cuestiones más arduas las encontra‏remos en el Libro de la naturaleza.‏ ‏

(Continuará)

Omraam Mikhael Aivanhov
Izvor 237, La Balanza Cosmica – El Numero 2
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