– Dios es más que el bien.

El bien es sostenido gracias al mal, y‏ también el bien, sin saberlo, ayuda a menudo, al‏ mal. Ambos están enganchados a la rueda de la‏ vida y la hacen girar. El mal no existe en sí. El‏ mal es un bien que no hemos sabido compren‏der. Incluso lo mejor se vuelve malo cuando no‏ tenemos de ello una buena comprensión. Por‏ contra, aquél que comprende el infierno y el ‏diablo, consigue hacerlos servir para los desig‏nios del bien.

Nada‏ funcionaría en la tierra si sólo hubiese gente de‏ bien. Todo es útil, pero hay que encontrar las‏ combinaciones adecuadas. Aquellos que no lo‏ han comprendido se pasan el tiempo luchando‏ contra lo que llaman mal, sin saber que, cuando‏ el mal se manifiesta, el bien se refuerza también,‏ por otro lado, y que, si lograsen suprimir el mal,‏ suprimirían también el bien.‏

El mal sólo existe en la falta de luz, de in‏teligencia y de fuerza, que nos convierten en su‏ presa. Pero el mal es servidor de Dios, tiene un‏ papel que jugar en la tierra y debemos compren‏derlo. Satán obedece a Dios, no hace sino lo que Dios le‏ permite. El problema del‏ bien y del mal no podrá ser resuelto nunca en el‏ plano físico, porque el origen de lo que une a ‏ estas fuerzas contrarias, está arriba. Al mirar a‏ estas fuerzas desde nuestro plano, vemos sola‏mente que se oponen, y no lo comprendemos.‏

Nuestro trabajo consiste en elevamos‏ al nivel de esta autoridad más elevada, nuestro Yo Superior, que es capaz de utilizar ambas fuerzas con un objetivo que éstas desconocen o no comprenden. El bien no lo conoce todo. Ni el‏ mal tampoco. Aquél que lo co‏noce todo, está por encima del bien y del mal: Es el Señor.‏

Good n evil2

Porque conocemos algo del bien cree‏mos conocer a Dios. Pero Dios es más que el‏ bien. Se los repito, Dios está más allá del bien y‏ del mal. Lo mismo que la fuerza mental y la‏ fuerza sexual son la polarización de una misma‏ fuerza, el bien y el mal son, también, la polari‏zación de una misma fuerza. Dirán: «¿Cómo?‏ ¿La fuerza mental y la fuerza sexual son una misma fuerza? ¿Acaso es la misma fuerza la que‏ impulsa a un bruto a echarse sobre una mujer‏ para abusar de ella y la que inspira las más ele‏vadas obras del pensamiento?». Siento cuán difícil es hacerme comprender‏ en este tema, porque revoluciona todas las ideas‏ que los humanos tienen, generalmente, sobre el‏ bien y el mal. Se diría que estas ideas están‏ inscritas en su propia carne, que es imposible‏ sacarlas. Pero mientras no cambien de‏ punto de vista, no podrán penetrar en el Templo‏ del Señor.

Y justamente, ¿cómo se representa la‏ entrada de un templo? Con dos pilares rema‏tados por un frontispicio, y este frontispicio es‏tablece la conexión entre el pilar de la derecha y‏ el pilar de la izquierda. Simbólicamente, el‏ frontispicio es la tercera fuerza que trabaja con‏ las otras dos. De la misma manera, nuestra‏ existencia está situada sobre dos pilares, y estos‏ dos pilares aunque distintos, no deben estar se‏parados sino dominados por un tercer principio‏ que establece la conexión entre ellos. El fron‏tispicio es, de alguna manera, el equivalente de‏ Kether y del pilar central en el Arbol sefirótico.‏ Volvemos a encontrar el mismo significado en‏ el bastón del caduceo de Kermes; aunque la ‏ apariencia material sea diferente, el bastón, en el‏ centro, juega el mismo papel.‏

good n evil temple

 

El mal, es querer separar las polaridades,‏ pero, podemos decir, igualmente, que el mal es‏ querer juntarlas. Tan malo es querer juntarlas‏ demasiado como separarlas. Debe haber cierta distancia entre ellas.‏

(Continuará)

Omraam Mikhael Aivanhov
Izvor 237, La Balanza Cosmica – El Numero 2
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