– Como no carecen de nada, no esperan nada…

Una de las verdades que aprenderán en una escuela iniciática, es a hacer cosas por otros sin siquiera dejarles saber que fueron ustedes quienes las hicieron. De esta manera, despiertan algo bueno en respuesta, pues se verán obligados a preguntarse quien es su magnífico, desconocido benefactor  y se sentirán animados en hacer cosas por los demás de la misma forma.

Por supuesto, esto se aplica a mí, también. Debería ser capaz de darles esta enseñanza sin que ustedes sepan que soy yo quien se las da. ¿Pero cómo podría? No puedo esconderme cuando les hablo, pueden ver que las palabras salen de mi. Pero preferiría que esas palabras fueran silenciosas, de modo que no sepan que soy yo quien les explica las cosas a ustedes.

maestro medita

En realidad, hago exactamente eso a menudo cuando estoy a solas en mi hogar, o en el silencio durante las meditaciones. Como conozco sus problemas y ansiedades, incluso cuando no puedo verles, continúo dándoles explicaciones y consejos. Puedo incluso revelarles ciertas cosas que nunca podría hacer en palabras. Pero les corresponde a ustedes estar atentos y buscar claridad e iluminación ocasional en vuestro interior. Incluso si no saben que fui yo quien les dio esa iluminación, intenten encontrarla y hacer uso de ella.

Quienes son capaces de dar sin revelarse como autores de ello, evolucionan magníficamente, y experimentan una alegría secreta que aquellos que se apuran en decir: «yo fui quien ten envió eso», nunca pueden experimentar. El hecho que anuncien sus buenas obras en voz alta, muestra que esperan ser recompensados, y como nuestras recompensas a veces se demoran un largo tiempo en llegar, se vuelven irritables, impacientes y miserables, pues son obligados a esperar.

Water n light

No importa lo que ocurra, nunca olviden que los seres humanos son sus hermanos y hermanas, y busquen formas de ayudarles y mostrarles su amor, sin esperar nada a cambio. Debido a que, realmente, ustedes ya tienen su recompensa en la expansión interior y el calor que les invade cuando aman. Esta es una gran recompensa, no hay una mayor en la vida. Pues entonces sus corazones son como un río, un manantial de agua viva. Pero deben hacerlo naturalmente, tal como el sol brilla en el cielo, y las flores llenan el aire con su esencia. Sí, piensen en todas las flores que crecen en lo alto de las montañas, y que nunca nadie ve o admira… continúan haciendo su trabajo sin signo alguno de vanidad.

Los seres humanos siempre esperan ser recompensados por el bien que han hecho. Pero quienes han entendido el secreto del amor, no esperan nada a cambio, ni siquiera piensan que se les puede dar nada, pues ya prueban una felicidad más allá de cualquier cosa que podrían haber imaginado. Como no carecen de nada, no esperan nada: nadan en alegría, son radiantes, y de esa manera se ganan la confianza de muchos amigos. ¿Dónde encontrarán mayor recompensa que esa?

 

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Las Semillas de la Felicidad, Izvor 231.