En todo caso, la risa es una energía muy benéfica, muy curativa; la prueba es que no podemos reírnos cuando no nos encontramos en un buen estado Por eso, ir al circo a ver los payasos puede hacer tanto bien a las personas que tienen el hígado enfermo. Porque la risa dilata el bazo, y es el bazo el que puede remediar los desordenes del hígado.

El hígado, que está tan sobrecargado de venenos y de toxinas, tiene tendencia a ensombrecer a los humanos, a volverles pesimistas. Pero el bazo puede ayudarles, y por eso está puesto frente a él. Si preguntan a los anatomistas por qué el hígado está en un lado y el bazo en el otro, no lo sabrán, claro, pero yo se los digo: para poder ayudarse entre sí, tenderse la mano. ¡Vaya explicación más científica!, ¿verdad?

El amor nos mantiene flexibles y felices

¿Por qué se aferran tan tenazmente a unas tradiciones que les hacen envejecer? Toda su flexibilidad se va. Cuando vuelven, pasados unos meses, ya no les reconozco, tienen unos rostros endurecidos, pálidos, tristes y desanimados. Pero si se quedan unos días aquí, unas semanas, de nuevo su rejuvenecimiento está en buena vía.

¿Por qué no mantienen esta actitud de alegría, de gozo, de esperanza, de amor? Sean como los niños, los niños tienen mucho amor; y por eso son flexibles y están felices. Cuando empiezan a perder su amor es cuando se vuelven desgraciados. Los adultos son gente desgraciada.

Quienes están alegres y llenos de amor, tienen muchas reservas de energía

Hace tiempo les di una conferencia sobre el niño y el anciano. El niño no puede ser serio, porque es pequeñito y no tiene todavía ni filosofía, ni ciencia; es todo amor, todo movimiento, todo flexibilidad; ríe, canta, baila. Mientras que el anciano, que ya no tiene muchas fuerzas que gastar, se encoge: se limita, se vuelve ahorrativo, serio.

Y de eso puedo ahora sacar una conclusión: todos los que son serios prueban que ya no tienen gran cosa en su caja. Mientras que todos los que son alegres, que están llenos de amor, sonrientes, tienen la caja llena, y pueden gastar puesto que son ricos.

Necesitamos ser jóvenes y viejos al mismo tiempo

¿Ven?, todo corresponde, ¡es formidable! Si los viejos no son como los niños, expansivos, generosos, es porque ya están en las últimas, y deben hacer economía de gestos, de palabras, de risas; caminan también muy atentamente para no caerse, porque si se caen ya no se pueden levantar.

En realidad, hay que juntar las dos cosas y ser a la vez ancianos y niños. Aquí, en el corazón, debemos ser jóvenes y aquí, en la cabeza, debemos ser viejos. Desgraciadamente, lo que vemos la mayoría de las veces son personas que tienen un corazón de anciano y un intelecto de bebé, ¡no comprenden nada!

(Continúa…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Obras Completas, vol. 18, Jnani Yoga II
Cap. 8, El Amor.