El barco avanzaba hacia alta mar… De repente estalla una tormenta que provoca un terrible temporal. El barquero le dice al sabio: «¿Sabe usted nadar, señor sabio?». «No, no sé». «Pues bien, exclama el barquero, ahora son las cuatro cuartas partes de su vida las que están perdidas

Hay conocimientos que no son de ninguna utilidad. Son como adornos, sirven para ganar dinero, pero que vengan las tormentas y veremos si saben nadar. La vida es un océano, bien lo saben, y en este océano hay conocimientos que son mucho más útiles que otros: son aquellos que ayudan al hombre a vivir.

Cómo orientar nuestra vida, Qué alto ideal debemos tener, Cómo transformar los pensamientos y los sentimientos que nos turban, Cómo interpretar los sucesos que se desarrollan a nuestro alrededor, Cómo conocer nuestras relaciones con el macrocosmos, Cómo comer, dormir, lavarse, respirar, amar… Estos son los conocimientos que debemos adquirir.

 

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Ustedes dirán que la ciencia está por encima de todo, pero no es así. Debemos aprender la gratitud. Si cada día damos gracias al Señor, si estamos contentos de todo lo que nos ha dado, poseemos el secreto mágico que puede transformar toda nuestra vida. La persona que da gracias aumenta el amor y la luz que lleva en sí, y mejora sus acciones. Mira el mundo con otros ojos, y un día se da cuenta de que otras personas les abren sus corazones, porque esparce la luz y el gozo a su alrededor. Quienes se encuentren con ella dirán: «Debemos hacer algo por esta persona, ¡es tan simpática!» Y Dios entra en su corazón, a fin de ayudar a través suyo a quien Le da las gracias.

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Obras Completas, vol. 1, El Segundo Nacimiento
Cap. 2, «Pedid, y se os dará…»