– Dios habita en nuestro Cuerpo de Gloria


«El Nuevo Testamento nos dice que poseemos un cuerpo incorruptible de pura luz, que llamamos el cuerpo de gloria. En el pasado muy distante, este cuerpo permitió a los seres humanos viajar a través del espacio y ver y entender a toda la creación. Pero mientras se sumergieron más y más profundamente en las densas capas de la materia, los seres humanos descuidaron su cuerpo de gloria hasta que se volvió incapaz de manifestarse por sí mismo.

Y ahora debemos revertir este movimiento y alimentarlo y cuidarlo, de manera que se le pueda restaurar a su función anterior. Es gracias a nuestro cuerpo de gloria, después de todo, que viviremos eternamente y recapturaremos los poderes que eran nuestros en el pasado: un día, los animales nos obedecerán y los espíritus nos servirán otra vez. Todas las fuerzas de la creación están a la disposición de quienes alimentan su cuerpo de gloria hasta que alcanza su estatura completa, pues es en este cuerpo glorioso, no en nuestro cuerpo físico, que Dios habita.

Screen Shot 2015-09-08 at 16.28.11

– ¿Cómo desarrollar nuestro cuerpo de gloria?

Nuestro cuerpo de gloria está ahí, en nuestro interior, en la forma de una semilla, un germen, y nuestra tarea es precisamente regar, abrigar, y alimentar esta semilla. Cuando experimentan algunos momentos de intensa vida espiritual, o escuchan música, o están profundamente conmovidos por la vista de algo muy hermoso, están alimentando y reforzando sus cuerpos de gloria.

Sólo pueden alimentar su cuerpo de gloria con los elementos más puros y más luminosos; es por ello que deben ser muy cuidadosos en filtrar todas las impurezas de pensamiento y sentimiento. Y si experimentan un momento difícil y están siendo acosados por sentimientos odio, celos, o venganza, recuerden que esto puede retardar la formación de sus cuerpos de gloria, por lo que deben cambiar de inmediato su estado mental.

Se preguntarán: «¿Pero cómo podemos conseguir los materiales que necesitamos?» y la respuesta es: a través de la ley de afinidad. Cada uno de sus pensamientos, sentimientos y deseos toma de la atmósfera que le rodea, exactamente lo que se corresponde con ellos. Los buenos pensamientos, sentimientos y deseos, respaldados por una intención firme, capturan partículas de materia pura, eterna, incorruptible.

Así que deben superarse y trascenderse a ustedes mismos, a fin de extraer las particulas más puras y luminosas del océano etérico, y unirlas a sus cuerpos de gloria.

Ustedes ya son capaces de obtener esas partículas hoy: en pequeñas cantidades para empezar, pero gradualmente, día tras día, en cantidades más y más grandes. Esto es lo que hacen cada día al amanecer: dejan la tierra y se ligan al cielo, con el sol; y el sol les da algunas partículas luminosas, brillantes, para agregar a sus cuerpos de gloria.».

Omraam Mikhael Aivanhov,

Obras Completas, vol. 13: Una Nueva Tierra: Métodos, Ejercicios, Fórmulas y Oraciones