…»Si un mago hombre o un mago blanco desea crear niños en el plano del pensamiento, también puede hacerlo, pues el hombre es emisor en el plano mental: a través de su poder de pensamiento fertiliza al Alma Universal, poblando así el espacio con miles de criaturas divinas.

En cualquier caso, un verdadero mago no tiene deseos de traer niños en el plano físico, los únicos hijos que desea son hijos espirituales, entidades espirituales, y por esta razón constantemente se une con la Madre cósmica, el eterno principio femenino.

Una mujer, por otra parte, al ser receptiva en el plano mental, puede unirse con el divino principio creativo, y concebir un niño, cuya semilla viene de Dios mismo en la forma de un ideal, un plan divino, para el que la mujer entrega los elementos materiales que necesita para volverse carne y sangre.

Pero, repito, si una mujer desea crear hijos ella misma, puede hacerlo en el plano astral, al fertilizar el Alma Universal. Un hombre fertiliza al Alma Universal en el plano mental, y una mujer en el plano astral.

Entonces, resumamos: en el plano físico un hombre crea hijos, mientras una mujer sólo puede formarlos y traerlos al mundo.

En el plano astral la situación se invierte: es la mujer quien crea y el hombre quien forma hijos y los trae al mundo.

Y en el plano mental tenemos la misma polaridad que en el plano físico, el hombre crea y la mujer forma.

Es importante notar la diferencia entre creación y formación, pues sin una correcta comprensión de estos cambios de polaridad, no pueden obtener ningun resultado significativo en el mundo espiritual…»

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Izvor 209, Navidad y Pascua en la Tradición Iniciática.