Esta es la siguiente parte de esta magnífica conferencia sobre el Padrenuestro.

«Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo«: En estas pocas palabras, está contenido el total de la magia teúrgica. Si los discípulos entendieran el impresionante impacto de esta oración, si fueran capaces de hacerla realidad, un día será un transmisor, un espejo en el que se refleja el cielo; ellos mismos serán un cielo.

La primera petición «SANTIFICADO SEA TU NOMBRE», se refiere a nuestra mente. A fin de santificar y bendecir el nombre de Dios, debemos estudiar, meditar, y llenar nuestra conciencia de luz.

La segunda petición, «VENGA TU REINO», se refiere a nuestro corazón, pues el Reino de Dios sólo puede venir a corazones llenos de amor.

La tercera petición toca nuestra voluntad. «HÁGASE TU VOLUNTAD, ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO», implica trabajo duro, superar obstáculos, ganar victorias, y para todo esto, se necesita perseverancia y fortaleza. Es por eso que debemos entrenarnos y aprender a trabajar con métodos que nos pueden ayudar a armonizar con el cielo y vibrar en su misma frecuencia…

LAS TRES PRIMERAS PETICIONES del Padrenuestro, corresponden a los tres principios en los seres humanos: La MENTE que debe estar llena de luz a fin de iluminar y santificar todas las cosas; los sentimientos o CORAZÓN, la fuente de energía central que se debe convertir en el Reino de Dios, el reino de la paz y el amor entre todas las criaturas; y finalmente la VOLUNTAD, que corresponde a la dimensión física, en la cual debemos expresarnos y reflejar a través de nuestros actos, todo lo que está en el cielo. ¿No es maravilloso?

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«Danos hoy el pan de cada día»: Esta es la primera de tres peticiones que conciernen directamente a los seres humanos mismos. Las primeras tres concernían al Señor (siempre debemos partir con Dios): conocer y bendecir su nombre, buscar su Reino, y hacer su voluntad.

«Y perdona nuestras deudas así como perdonamos a quienes nos adeudan»: Esta forma es preferible a «perdona nuestras ofensas«, pues cada ofensa implica incurrir en una deuda que debe ser vuelta a pagar. La idea del karma se basa en esta verdad: que hemos vuelto a esta tierra a fin de pagar por transgresiones cometidas en encarnaciones previas. Alguien que ha pagado todas sus deudas, no necesita reencarnar.

Pero en vez de que pidamos ser perdonados por nuestros pecados, o liberados de nuestras deudas, la idea en el corazón de este ruego, es EL PERDÓN. Y esto era nuevo: por primera vez en la historia de la humanidad, Jesús introducía la noción de un Dios compasivo, un Dios que perdona.

La noción de un Dios que perdona es una consecuencia lógica de las primeras palabras de esta oración: «Padre Nuestro». Dios nos perdona por la sencilla razón de que un padre siempre perdona a sus hijos.

No debemos olvidar, sin embargo, que Jesús agregó, «ASÍ COMO PERDONAMOS A QUIENES NOS DEBEN». Desafortunadamente, mientras no liberemos a los otros de sus deudas o perdonemos sus ofensas, el Señor tampoco nos liberará de nuestras deudas. Ni perdonará nuestros pecados.

Si queremos ser perdonados debemos, ante todo, perdonar. La noción del perdón es central en la religión cristiana. La enseñanza de Jesús fue una enseñanza de amor, mientras que los fundadores de las otras grandes religiones pusieron más énfasis en la justicia, sabiduría, conocimiento o en el poder. Por supuesto que es cierto que Buda enseñó compasión, pero en ninguna parte encontrarán una doctrina sobre el amor con tanta amplitud y claridad. En esto él era único, y es por ello que fue crucificado.

Cuando Jesús se asoció con personas socialmente insignificantes o incluso criminales y prostitutas, él se estaba burlando de todas las convenciones existentes. Jesús fue crucificado, porque cuando reveló una religión de amor, quebró las barreras que por muchísimo tiempo, otros tenían interés en mantener.

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«Y no nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal»: A pesar de esta oración, estamos todos continuamente sujetos a la tentación. Incluso Jesús fue tentado en el desierto; el diablo le hizo tres propuestas a Jesús, por una razón muy precisa. Como ya he explicado, corresponden a los tres niveles en los seres humanos: físico, astral y mental.

Pero lo que es mucho más interesante, es la respuesta que Jesús le dio a cada propuesta, pues nos mostró que si queremos resistir a la tentación, debemos saber cómo responder a quien nos tienta, qué argumentos usar en su contra. Esto es algo de lo que debemos darnos cuenta: depende total y únicamente en ustedes, el estar de acuerdo o no en ser influídos. Incluso el demonio no les puede forzar contra su voluntad. Sí, si las fuerzas del mal destruyen a alguien, es porque se les ha permitido hacerlo.

Pero alguien que huye de la tentación, tarde o temprano, terminará por ceder. No pueden resolver sus problemas huyendo de ellos. Necesitamos ser tentados a fin de medir nuestras propias capacidades, y volvernos más fuertes. Cuando somos tentados, es como tener un problema que resolver, o un examen que pasar: nos hace sacar lo mejor de nosotros, y mostrar de lo que somos capaces..

(Continuará…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov, de una conferencia dada en el Bonfin en 1962.
Izvor 215,  El verdadero significado de la enseñanza de Cristo