– «Les voy a contar un secreto…»

«Les voy a contar un secreto. No hace mucho, en Suiza, nuestro grupo estaba reunido en un pueblo llamado Villeneuve. Estábamos sentados en un prado en silencio. Alrededor nuestro había robles y cerezos cubiertos de frutos. Me ofrecieron sentarme bajo un árbol, y yo escogí el cerezo. Durante nuestro silencio, sucedieron algunas cosas extraordinarias. El mérito corresponde al grupo de Suiza el cual por su ardor, su fervor, su amor, supo atraer entidades superiores desde regiones elevadas.

Pasamos unas cinco horas juntos, sin darnos cuenta del tiempo que pasaba. Nos encontrábamos dentro de una felicidad, de un bienestar poco frecuente. Durante esta reunión, un pequeño gatito llegó, después otro tras él. ¡El primero era tan dulce, agradable y bello! Sin invitación, se subió al tronco del cerezo y de allí se fue a sentar en mi espalda. Ahí se acurrucó tranquilo, y desde allí, miraba a los hermanos y las hermanas con gran bondad. Luego se movió un poco más lejos y ahí quedó, inmóvil, con nosotros. Ustedes saben que pongo atención a cualquier incidente que ocurra.

Así que estudié esta cuestión del gatito, preguntándome porque había venido y cuál había sido su papel. Estábamos lejos de todo centro habitado, entonces ¿por qué había venido hasta ahi, qué le había atraído? Junto a nosotros había un perro y un hermano lo tenía atado.

 

Oma and cat

He aquí la respuesta que recibí a la cuestión que me preguntaba. Quizás no me crean, pero es cierto. Aunque tampoco tiene mucha importancia si me creen o no. Esta es una escuela y un día en el futuro, tendrán confirmaciones de lo que les explicamos o les decimos. En cuanto a ustedes los Suizos, no podemos huir del hecho que la reunión fue inolvidable, y que experimentamos estados mentales elevados, como nunca antes. Cuando se vive una jornada como aquella, no se puede negar que estábamos en paz, en armonía, en felicidad.

Pero volvamos al gatito. ¿Por qué había venido?. He aquí por qué: vino porque, de una u otra forma, pudimos obtener una bendición desde arriba, de nuestros amigos muy elevados. Estos amigos vinieron, derramaron sus vibraciones sobre nosotros, y el reino de las plantas, el reino mineral y el reino de los humanos estaban presentes pero, como el reino animal no estaba presente.

Los espíritus de todos los elementos estaban ahí, activos, y vino el pequeño gatito. El gatito fue enviado desde arriba. Servía como un transmisor de radio, para enviar el mensaje de armonía en el reino de los animales, para su bien.

Lo que les digo puede parece increíble. Pero este gatito ha lanzado la Enseñanza de la Fraternidad en el reino animal. Ustedes aún no saben mucho sobre el rol de los animales. Cuán a menudo les observan y dicen «¡Qué tontos son los humanos! Simulemos que no entendemos nada, que somos algo estúpidos y así podremos observarles tranquilamente.».
Omraam Mikhaël Aïvanhov
Extracto de una conferencia del Maestro.
Suiza, 4 de agosto de 1958.