Si los Iniciados han puesto el principio masculino antes que el principio femenino, no es porque piensen que el principio masculino es más importante que el principio femenino, sino porque se inclinan ante el simbolismo cósmico. Simbólicamente, el principio masculino representa el espíritu; y el principio femenino la materia

El espíritu, que es sutil, volátil, tiene tendencia a elevarse hacia las alturas, mientras que la materia, más pesada, tiende, más bien hacia abajo. Pero cada uno necesita del otro: el espíritu tiene necesidad de la materia para encarnarse, y la materia tiene necesidad del espíritu para ser animada. La creación no es más que el resultado de este encuentro del espíritu y de la materia.

El principio femenino da la forma, y su atracción es muy fuerte

En una familia, no podemos decir que el papel o la responsabilidad del padre sean superiores o inferiores a los de la madre. Ambos tienen el mismo valor, la misma importancia, puesto que ambos son necesarios para crear un hijo. Y los espiritualistas que no tienen en cuenta a la materia, están tan imposibilitados como los materialistas que no tienen en cuenta al espíritu.

El principio masculino se define como activo, y el principio femenino como pasivo, pero la pasividad tiene un papel tan importante como la actividad. Porque, si el principio masculino aporta el contenido, el principio femenino aporta el continente, la forma, y la forma está dotada de un formidable poder de atracción.

El principio femenino atrae las cosas hacia sí

El principio femenino se define como pasivo para oponerlo al principio masculino, activo. En realidad, el principio femenino no es inactivo, ejerce una acción, y esta acción, que adopta el aspecto de la pasividad, es extremadamente eficaz.

En vez de proyectarse hacia adelante, como el principio masculino, el principio femenino, atrae hacia él. Esta es su actividad, y quien no tiene una verdadera resistencia a oponérsele, es absorbido.

La actividad masculina es más visible, pero no es más poderosa. Podemos decir que ser activo es ir desde el centro hacia la periferia, y ser pasivo, es atraer los elementos de la periferia hacia el centro. Y aunque esta atracción no sea muy visible, es real, actúa.

Las mujeres están listas para tomar el lugar de los hombres y asumir sus roles

El lugar respectivo de lo masculino y de lo femenino… será preciso que, un día, los hombres y las mujeres acaben por resolver este problema que no cesa de enfrentarles entre sí. Durante siglos, milenios, el hombre ha hecho pesar su dominación sobre la mujer, y ahora empezamos a ver la situación inversa: la mujer se vuelve audaz, ya no acepta estar sometida al hombre, quiere tener los mismos derechos que él, está dispuesta, incluso, a jugar su papel, a tomar su lugar. Es normal, es la ley de la compensación.

(Continúa…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov

Izvor 237, La Balanza Cosmica – El Numero 2
Cap. 4, El hombre y la mujer.