«Evidentemente es preciso que los sacrificios que decidan hacer sean sensatos. Algunos, para hacer supuestos sacrificios, se casan con tal hombre o tal mujer, porque casándose piensan salvar a este hombre, que es un borracho, o a esta mujer, que es depresiva. Pero, ¿acaso les salvarán? ¡Sólo Dios lo sabe!

Vean que la bondad y la generosidad no faltan. Lo que falta es la luz. Están ciegos y no prevén. Y es una lástima que todas estas cualidades y estas virtudes se malgasten para nada.

Es mejor que estén consagrados a un trabajo divino que ayudará a miles de personas y no a una sola. Y ni tan siquiera es seguro que esta persona sea ayudada. Lo más seguro es que el que ha querido ayudar de esta manera se convierta en una víctima.

Decidan trabajar para una idea divina y todos los sacrificios que hagan por esta idea se transformarán en oro, en luz, en amor. Este es el secreto. El mayor secreto está en la idea, en la idea para la que trabajan. Si trabajan para ustedes mismos, para satisfacer vuestros deseos, vuestras pasiones y codicias, todos los sacrificios que hagan para conseguirlo se transformarán en cenizas, no en luz.

Mucha gente hace sacrificios enormes de dinero y de salud, pero como su objetivo es más o menos ordinario, estos sacrificios no producen grandes resultados. Esto es algo que la gente no sabe: la importancia de la idea que hay detrás de cada empresa. La idea es el lado mágico, la piedra filosofal que lo transforma todo en oro.

Por eso les digo: trabajen para esta idea divina, para que la luz triunfe en el mundo, para que el Reino de Dios venga a la tierra. Todo lo que hagan para esta idea se transformará en oro, es decir, en salud, en belleza, en luz, en fuerza.»

(Continúa…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov
El Trabajo Alquímico o la Búsqueda de la Perfección.
Capítulo 9, El Sacrificio, Transmutación de la Materia.