Para la mayoría de los humanos la palabra sacrificio se acompaña de la idea de dificultad, de privación, de sufrimiento. Pues bien, es ahí donde se equivocan. En la Ciencia iniciática se dice que, en realidad, el sacrificio no es una privación sino una sustitución, una transposición, un desplazamiento a otro mundo. Es la misma realidad la que continúa, pero con nuevos materiales puros y luminosos.

El sacrificio es, pues, la transformación de una materia en otra; nos privamos de una cosa para tener, en su lugar, otra mejor. Esto es el sacrificio. Tomen un trozo de carbón: es negro, feo, sucio; lo sacrifican, y se convierte en fuego, en calor, en luz, en belleza. El que no quiere hacer sacrificios se queda en la fealdad, el frío y la oscuridad.

Mientras conserven este pensamiento de que el sacrificio les hará sufrir y les empobrecerá, está claro que no tendrán ninguna gana de hacer sacrificios. Por eso deben adoptar el punto de vista iniciático que enseña que sólo debemos renunciar a una cosa para reemplazarla por otra mejor.

¿Quieren renunciar a un hábito malo, por ejemplo al juego, o a la bebida, o a las mujeres?… Mientras no lo hayan reemplazado vendrá a tentarles, a atormentarles, porque no han suscitado otra necesidad capaz de triunfar sobre él, y hasta puede decirse que se exponen a graves peligros, porque la cosa se convierte en represión.

En tanto que los humanos no hayan comprendido esto se encontrarán con experiencias muy dolorosas, y entonces, claro, les explicarán que no vale la pena hacer sacrificios, porque no sólo no se tiene éxito sino que se es todavía más desgraciado.

(Concluirá…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov
El Trabajo Alquímico o la Búsqueda de la Perfección.
Capítulo 9, El Sacrificio, Transmutación de la Materia.