Amanecer en el río Mekong, Laos.

Un mensaje de esperanza y coraje

Estas revelaciones sobre vuestro Yo superior pueden aportarles una gran esperanza, aumentar vuestro ánimo. Ahora, ya no se pueden sentir miserables, insignificantes, perdidos. Todos ustedes, sin excepción, tienen a su Yo superior en el sol. La única diferencia, es que unos lo encontrarán antes, y otros más tarde, porque eso depende de numerosos factores, y, entre otros, del estado en que se encuentra el cuerpo físico.

Quienes han trabajado durante mucho tiempo para preparar su cuerpo, su cerebro, sus pulmones, para acercarse a estas verdades, llegarán mucho antes a la realización de si mismos. Pero esto que les revelo debe alejar de ustedes la amargura y el desánimo, y darse una esperanza absoluta para su futuro: si, un dia, todos llegarán a puerto.

Lo que desean lo obtendrán, no puedo decirles en cuanto tiempo, pero lo obtendrán, porque, de acuerdo con las leyes de la Naturaleza viviente, todo aquello que el hombre desea ardiente y constantemente, acaba por obtenerlo.

Elijan una virtud que les atraiga fuertemente

Sigan, pues, deseando las mejores cosas. Quien desea la belleza, por ejemplo, llegará a ser tan bello, tan expresivo, que, por dondequiera que vaya, todos estarán maravillados y dirán: «Señor Dios, hoy te he visto, te he contemplado, te he sentido. ¡Qué bello eres. Señor Dios!» Al que le gusta el poder, pero un poder que, por todas partes, restablece, cura, serena y mejora a los hombres, un poder que lleva a todas partes la armonia, lo obtendrá, y las criaturas dirán a su paso: «Señor Dios, te he sentido, hoy has pasado por aqui. ¡Qué feliz soy! Quiero seguirte, quiero ir hacia ti.»

Y otro, que haya deseado la ciencia, la inteligencia, proyectará por todas partes la luz, y con sus revelaciones llevará a los hombres hacia el Creador. Quien desea el amor, será la encarnación del amor divino, de su calor, de su perfume, y, dondequiera que pase, derramará en los corazones y en las almas algo bueno, caluroso y afectuoso. Quien ama la pureza, se volverá una fuente y, por todas partes, a su alrededor, hará desaparecer todas las manchas, todas las suciedades. Llegar a ser como un rio, como una cascada, como un lago, ¿acaso no es maravilloso?

Esta Roca es una criatura viva, inteligente, y absorbe nuestras impurezas

Asi que, concéntrense, escojan la virtud que les atraiga más, y trabajen con ella. Más tarde, trabajarán también con las demás virtudes, porque debemos llegar a ser perfectos como nuestro Padre Celestial, debemos llegar a ser seres de pureza, de luz, de inteligencia, de bondad, de amor, de poder, de belleza…

Cuando meditan acá, un inmenso trabajo de limpieza y purificación está ocurriendo en el interior de ustedes, y es esta purificación la que atrae a las otras cualidades divinas. Realmente se sorprenderían si supieran todo el trabajo hecho por la tierra, y en particular por la Roca en la que nos sentamos en este momento.

Véanse a sí mismos en el sol, y comiencen a construir un puente

¡Si supieran qué trabajo hace la tierra, y, sobre todo, esta Roca sobre la que estamos! Todavía no les he hablado de ello. Esta Roca es un ser vivo, inteligente, está ahi para servimos, toma muchas de nuestras impurezas, las engulle, las envia hacia el centro de la tierra en donde se encuentran unas fábricas y unos obreros que trabajan para transformar estas impurezas y devolvemos después una materia cristalina, sutil.

De momento, retengan sólo esto: cuando lleguen, por la mañana, dejen todo de lado, y tomen al sol como lo más importante, concéntrense, búsquense en él, y construyan el puente…

(Concluirá…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Obras Completas, vol. 10, Esplendores de Tipheret
Cap. 3, Nuestro Yo Superior Habita en el Sol