Podríamos preguntarnos por qué el espíritu que ya ha descendido tanto para penetrar la materia, no la ha vuelto más noble, más sutil. En realidad, el espíritu no puede manifestarse abajo, a través de la opacidad de la materia como se manifiesta arriba en toda su potencia y omnisciencia: cuanto más penetra la materia, más se limita y está impedido de manifestar sus cualidades.

En realidad, el descenso del espíritu en la materia, desde hace millones de años, ha aportado muchas posibilidades al hombre: la sensibilidad, las facultades intelectuales, pero la verdadera espiritualidad aún no está ahí.

Ahora debe ocurrir un descenso colectivo, cósmico, del Espíritu divino

La materia ha alcanzado el estado intelectual pero esto no es suficiente. Por eso el Espíritu cósmico, y no únicamente el espíritu individual de cada ser, es quien descenderá ahora sobre la humanidad para espiritualizarla.

Hasta ahora era un espíritu individual quien debía descender en cada cuerpo físico para hacer de él su morada, y en este combate para animar y sutilizar la materia, el cuerpo físico perdía muchas de sus virtudes. Pero esta vez será un descenso colectivo, cósmico, y el Espíritu divino vendrá para vivificar y resucitar a todas las criaturas.

Una vez libre, el espíritu puede pulverizar a la materia

Nos extrañamos siempre de que el espíritu, que es todopoderoso, pueda estar hasta tal punto subyugado, paralizado por la materia. Sí, es todopoderoso arriba, pero abajo no lo es, a no ser que se logre liberarlo.

Es exactamente lo que ocurre con la energía atómica. Mientras la energía está aprisionada en la materia, es impotente. Pero libérenla ¡y verán de lo que es capaz! La materia casi paraliza al espíritu, pero cuando se logra liberarlo representa una potencia tal, que pulveriza la materia.

El cuerpo físico se desgasta, pero el espíritu se fortalece

Y ustedes, mis queridos hermanos y hermanas, decidan convertirse en triángulos del espíritu, hagan por fin algo por los demás en lugar de seguir siendo como siempre un pobre individuo que quiere que el mundo entero gire alrededor de él. Quienes sólo piensan en sí mismos detienen su evolución, mientras que al querer trabajar para los demás, se refuerzan. Cuando se quiere ayudar y sostener a los demás, aparentemente se pierde algo, y también es cierto que puede constatarse un debilitamiento físico, pero espiritualmente uno se vuelve más poderoso y más fuerte. Naturalmente, esto no se ve, y pensamos que también el espíritu se desmorona con la edad. En realidad, se produce lo contrario.

Pero los humanos, que lo confunden todo, se identifican con el cuerpo físico. El cuerpo físico ha trabajado, es verdad, se ha desgastado, se ha debilitado, pero el espíritu se ha reforzado. Mientras que un triángulo disminuye, el otro triángulo aumenta. Es así como ocurren las cosas en la vida.

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Obras Completas, vol. 26, Acuario: Llegada de la Edad de Oro, I