«Todos los humanos están hechos de la misma quintaesencia divina. La diferencia entre ellos consiste en que algunos han aprendido a trabajar con esta quintaesencia para desarrollarla, mientras que otros la dejan dormir. A esta quintaesencia se le llama la imagen de Dios.

Si nos comparamos con Jesús, evidentemente entre él y nosotros la distancia es inmensa. Pero si no fuéramos de la misma quintaesencia que él, no hubiera dicho: «Aquél que cree en mí hará las obras que yo hago e incluso las hará más grandes.» Para poder obrar como Jesús, es necesario ser de la misma naturaleza que él. El plomo no puede hacer lo que hace el oro, porque no es de la misma naturaleza. En cuanto a nosotros, se puede decir que albergamos un átomo de oro, pero rodeado de toda una ganga de materiales bastos. Y nuestro trabajo consiste en transformar estos materiales bastos en oro. En esto consiste el verdadero significado del trabajo alquímico.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov