Fuegos fatuos

Si se imaginan que si trabajan físicamente van a perder su “luz” pues bien, es mejor que la pierdan, porque esto no es la verdadera luz. La verdadera luz no se pierde trabajando, al contrario. Si trabajan, la verdadera luz no les abandona; gracias al trabajo comprenden mejor las cosas, hacen descubrimientos, y no estando así, sin hacer nada, esperando que los demás les alimenten, les den dinero…

Los enamorados generan calor con el movimiento

Lamento, mis queridos hermanos y hermanas, tener que hablarles de estas cosas, pero me parece que es muy necesario, y es el fuego, justamente, el que esta tarde me ha inspirado a hacerlo. Ustedes dirán: «¿Cómo que el fuego? ¡Ahora ya no se frotan dos trozos de madera para encender el fuego!” Sí, pero ¿qué hacen con las cerillas? Ahora se han facilitado las cosas, pero no se ha podido suprimir el principio. El principio sigue estando siempre ahí: el movimiento. Y hasta podría ir mucho más lejos para decirles que los enamorados también producen calor con el movimiento, y que este calor se transforma en ideas, pensamientos, proyectos, y así sucesivamente.” ¿Ven?, mis queridos hermanos y hermanas, ahí tienen toda una filosofía.

¿Cómo podremos producir el movimiento si no trabajamos en el plano físico? ¡Ningún movimiento! En cuanto a la luz, ni hablemos… ¡Ah!, evidentemente, siempre puede haber una luz, algo como una luz fosforescente, pero eso no es la verdadera luz. Ya saben dónde se producen fosforescencias: allí donde hay materias en putrefacción.

No confíen en todo tipo de luz

Pero la luz de los fuegos fatuos, la luz de las regiones astrales no es la verdadera luz. Muchos místicos, muchos ocultistas, que toman esta luz ilusoria por la verdadera luz, caen en las trampas. No hay que hacer caso a cualquier luz. Alguien viene a contarme, por ejemplo, que tal hombre, o tal mujer, tiene los ojos brillantes, relucientes, y que está maravillado de esta luz.

Cuando vean ojos relucientes, desconfíen, la serpiente también tiene los ojos relucientes, son ojos astrales. Todos aquellos que viven una vida astral tienen miradas así, y los que se dejan capturar por estas miradas pierden todas sus fuerzas. Hay que estudiar para reconocer la verdadera luz espiritual: es una luz dulce, no reluciente.

La verdadera luz esta conectada con el verdadero amor, el verdadero amor esta conectado con la verdadera voluntad, y la voluntad se ejercita con el movimiento físico. El menor gesto que llegan a producir en el plano físico es una manifestación de la voluntad, Si el ser humano tuviese una actividad ordenada en el plano físico, unos gestos mesurados, armoniosos, reforzaría su voluntad y sería dueño de sí mismo. ¿Cómo pueden imaginar que van a dominarse, cuando ni siquiera han empezado a ejercitarse con los gestos, con cada movimiento que hacen en el plano físico?

(Continúa…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Obras Completas, vol. 18, Jnani Yoga II