Hoy me gustaría añadir aún unas palabras a lo que ayer les dije sobre el trabajo, porque hay muchas cosas que no alcancé a precisar. Como, por ejemplo, que entre los trabajos físicos, algunos son puramente físicos, mientras que otros tienen algo de espiritual, y que, en los dos casos, los resultados son, claro, diferentes. Hay trabajos extenuantes, trabajos que gastan a los humanos, les disgregan y les impiden ir hacia la luz.

Cuando hablo del trabajo, sobreentiendo una actividad armoniosa, de acuerdo con nuestro ideal, con nuestra filosofía, y, en este sentido, no es aconsejable cualquier tipo de trabajo.

Éste es un tema tan vasto que es imposible considerar todos sus aspectos, hay demasiadas cosas que decir, sobre todo de todas las nuevas actividades que han aparecido en los tiempos modernos. Trataré, pues, esta cuestión del trabajo sólo para mostrárselas desde un puntó de vista que todavía no ha sido bien observado.

Nuestro trabajo físico debe armonizar con nuestro trabajo espiritual y divino

El trabajo concierne a los tres mundos, físico, espiritual y divino. Es decir, al plano físico, material, al plano de los sentimientos, de las emociones, y al plano del pensamiento, del espíritu.

Deben saber, pues, que hay trabajo hasta la cima y que podemos hacer simultáneamente el trabajo en los tres planos: el trabajo físico, el trabajo espiritual y el trabajo divino debemos coordinarlos, para que el trabajo físico esté en armonía con todos los demás trabajos, para que no destruya el conjunto, y recíprocamente.

La actividad en los tres mundos tiene que estar perfectamente armonizada, y eso requiere de toda una ciencia. La mayoría de los humanos, que no tienen las cosas claras, se comprometen a menudo en unos trabajos y en unas actividades que están tan en contradicción con su ser entero que, algún tiempo después, les acarrean trastornos que ni siquiera los especialistas logran clasificar y nombrar.

En realidad, todas estas enfermedades que aparecen sin cesar no son más que disonancias que se producen entre los tres mundos: el mundo divino del pensamiento, el mundo espiritual de la emoción y el mundo físico de le acción. Hace falta un gran conocimiento del ser humano para poder armonizar todas estas actividades en el tiempo y en el espacio, para tener una medida, para saber cuándo, cuánto, de qué manera y en qué sucesión…

Nuestra escuela divina enseña cómo armonizar las actividades

Cuando el ser humano posee esta ciencia de las diferentes actividades en los tres mundos, cuando sabe armonizarlas, sincronizarlas, adaptarlas y ponerlas al servido de un ideal, entonces puede afirmar que vive una vida indescriptible de belleza, de felicidad, de plenitud.

Por eso en la Escuela divina de la Fraternidad Blanca Universal se les entregan nociones justas sobre todas las actividades del ser humano, empezando por la nutrición, la respiración, el sueño, el alma y el espíritu, porque es importante tener una conciencia vigilante para saber cómo actuar en cualquier momento del día y de la noche.

Porque, supongan que su actividad intelectual vaya en una dirección, pero que sus sentimientos vayan en sentido contrario, y su trabajo físico en otro todavía, ¿qué tiene de extraño si después se sienten desequilibrados?

(Continúa…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Obras Completas, vol. 18, Jnani Yoga II