El espíritu tiene unas facultades infinitas pero hay que darle condiciones favorables para manifestarse Hay casos también de ciertos seres, de pensadores, de artistas sobre todo, que entran en unos estados tan extraordinarios de inspiración y de entusiasmo que llegan a alcanzar realidades sublimes, y que cuando vuelven de este estado apenas comprenden lo que les ha sucedido.

Lo que prueba que si mejorásemos en el ser humano sus capacidades de recepción y de percepción, si les pusiésemos en unas condiciones en las que el espíritu pudiese manifestarse más, nos daríamos cuenta de las posibilidades inauditas del espíritu.

Tomemos también el ejemplo de un hombre cuyo cerebro está dañado o enfermo; su espíritu, en cambio, no está enfermo, ni es retrasado, sino que es el órgano a través del cual su espíritu debe manifestarse, su cerebro, el que tiene algunas anomalías.

Es exactamente como un virtuoso al que le diésemos un piano estropeado. Haga lo que haga, por mucha buena voluntad que ponga, sólo podrá sacar de él sonidos espantosos. El virtuoso no es el culpable de ello, sino el piano. El cerebro a través del cual el espíritu debe manifestarse es exactamente como el piano con el que debe tocar el virtuoso.

Así que, ¿ven?, es sobre el cuerpo físico sobre el que debemos trabajar para purificarlo, flexibilizarlo. porque está cargado con tantas impurezas y elementos disímiles que ni siquiera el espíritu más evolucionado puede llegar a transmitir nada de su luz o de su fuerza.

El espíritu es una chispa divina, todos los poderes, todo el saber del Señor están contenidos en su quintaesencia, pero hay que darle un instrumento adecuado.

El cuerpo físico es, justamente, uno de los mejores instrumentos que Dios le ha dado al ser humano, un instrumento de una extraordinaria riqueza, construido con una sabiduría indecible. Y, sin embargo, muchos han despreciado y rechazado el cuerpo físico, porque es materia, mientras que el espíritu, ¿comprenden?, el espíritu es noble, divino…

(Continúa…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov,
El Bonfin, 19 de julio de 1975

Obras Completas, vol. 17. Jnani Yoga Volumen 1 – Conócete a ti mismo.
Cap. 3, El espíritu y la materia