«Izgrev» en Sofía, en la época de su construcción. Década de 1930.
Izgrev -»Sol naciente»- era un gran terreno que la fraternidad había comprado y acondicionado al lado del jardín Boris, uno de los parques más grandes de Sofía. Cerca de la entrada habían construido una gran casa blanca que albergaba una sala de conferencias y una habitación para el Maestro. Progresivamente, numerosos hermanos y hermanas que deseaban vivir juntos en un ambiente fraternal se construyeron pequeñas casas alrededor. Cada uno tenía su pequeño jardín lleno de flores, sin ninguna valla, y el conjunto tenía el aire de un gran parque. A medida que pasaron los años, la fraternidad de Izgrev se fue expandiendo cada vez más. Vendrán de lejos para conocer esta experiencia de vida fraternal, para ver a este Maestro que tenía tanta influencia.
Cada vez que Mikhaël se acercaba a Izgrev, a cuarenta y cinco minutos en tranvía a través de la ciudad, sabía si Peter Deunov se encontraba allí o no. Cuando éste estaba presente todo vibraba y el entusiasmo reinaba, pero si estaba ausente el lugar parecía triste como un día sin sol. Impresionado por estas observaciones, Mikhaël sentía que un Maestro espiritual despierta una vida más intensa en el corazón de los que le rodean.
Izgrev, algunos años más tarde, con los jardines ya crecidos.
A los treinta años, Mikhaël acogía las palabras de su Maestro con el mismo interés que a los diecisiete, tratando sin cesar de afinar su propia comprensión de las grandes verdades de la ciencia in¡ciática. El Maestro Deunov le había hecho pasar muchas pruebas, cada vez más arduas, y le había hecho ver que estaba contento de su trabajo. Más tarde, será a él, de entre miles de discípulos, al que envíe a Francia con la misión de dar a conocer allí su enseñanza.
Un día, con su forma de hacer misteriosa, te dio una vez más una de estas aprobaciones públicas ocasionales. Durante una conferencia, interrumpió súbitamente y declaró;
– El hermano Guirev funciona con ondas largas, mientras que el hermano Mikhaël lo hace con ondas cortas.
El hermano Guirev era un verdadero pozo de ciencia y hacía alarde de su saber. Al hablar de las ondas largas del rojo, el color de la ciencia materialista por oposición a las ondas cortas del violeta que representa el mundo espiritual, Peter Deunov acababa de describir al miembro más eminente de la fraternidad, y al miembro más interiorizado. Después de haber hecho esta observación, continuó su conferencia. Mikhaël se inspiraba constantemente en estas ondas del violeta, las más cortas y las más rápidas del espectro solar.
(Continúa…)
Louise-Marie Frenette,
Extracto de The Life of a Master in the West (En Amazon, hacer click en ‘look inside’)
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