Dos naturalezas, superior e inferior, existen en todos los seres humanos, y son llamadas por el Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov como individualidad y personalidad.

La personalidad, egocéntrica e interesada, versátil y poco confiable, cruel o bien obsequiosa (según le convenga), piensa en todo bajo términos de su propio placer y disfrute. La palabra latina «persona», se refiere a la máscara del teatro, indicando disfraz, engaño, duplicidad.

La individualidad implica la naturaleza indivisible del ser humano, la esencia pura y simple del Espíritu, sin la cual no existiría.

Ambas naturalezas poseen tres medios de expresión: pensamiento, emoción y acción

La personalidad y la individualidad tienen la misma estructura, esto es, ambas son triadas con tres medios de expresión: pensamiento, emoción, acción.

En el nivel más bajo, en la personalidad, la mente es el asiento del pensamiento erróneo, del engaño y el artificio, el corazón es el asiento de sentimientos de odio y posesión, y la voluntad es el asiento de la acción violenta y destructiva.

En la triada más elevada, la individualidad, la mente es el centro de pensamientos de universalidad, conoce las grandes leyes de la existencia, y las usa para iluminar su camino hacia una vida de fraternidad, para beneficio de todos; el alma (corazón) es el centro de sentimientos de generosidad, compasión, perdón, de adoración y alabanzas hacia Dios; y el Espíritu (voluntad) es el centro de la acción creativa, de la liberación de los grilletes de la personalidad, revive el mundo interior de todas las criaturas, y reanima el sentimiento de todas las criaturas, de pertenecer a Dios.

Ambas naturalezas se corresponden, y deben unirse

El Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov nos muestra que al tener una formación triple idéntica, ambas naturalezas se corresponden, y deben estar unidas. El poder de la natualeza superior está en la cima cuando se expresa a a través de los pensamientos, sentimientos y actos de la naturaleza inferior, manifestando de esta manera el poder insospechado del alma y el Espíritu.

De la misma forma, si queremos alcanzar a Dios, debemos movilizar todas las energías de nuestra naturaleza inferior, hacer que la savia en bruto se eleve por nuestro árbol interior, para alimentar las hojas, flores y frutos de la naturaleza superior, en la copa.

Cuando ambas naturalezas se unan, nuestras energías fluirán y nos volveremos como el sol

Cuando se permite que la circulación fluya en forma ininterrumpida entra las naturalezas inferior y superior, nos da el uso más completo de nuestras facultades… ¡y es cuando tenemos la mayor oportunidad de volvernos como el sol! El sol brilla sobre todos en igual forma, sin prejuicios, el sol da calor a todas las criaturas con un amor que es puro y desinteresado, y el Espíritu del sol vivifica y crea todas las cosas.

El sol, centro de nuestro sistema planetario, origen de toda la vida en la tierra, ha ido realizando infinitas transformaciones a lo largo de millones de años, empujando a la humanidad hacia un orden crecientemente complejo. Y el sol interior de nuestra individualidad es todopoderoso, en lo que se refiere a nuestra tierra, la personalidad.

(Concluirá…)

Obras Completas, Vol. 11 La Clave Esencial para los Problemas de la Existencia
Tomado del prólogo por Agnes Lejbowicz