El ser humano es una inmensidad, pero no se conoce. En su Yo superior, en su Yo divino, ciertamente se conoce, pero debe conocerse aquí, a través de su cerebro, a través de su materia, y esto es lo difícil.

El gato y su cola

¿Han visto a un gato jugar con su cola?… Como no sabe que se trata de su cola, la muerde, y se asombra al ver lo que siente. Ustedes también son como este gato: un día descubren la existencia de la punta de una cola; no saben lo que es, y la muerden. Evidentemente, gritan, porque descubren que esta cola que se mueve es una parte de ustedes mismos.

El ser humano está diseminado por todas partes en el espacio, pero un día debe reencontrarse. Así que podemos decir que nuestra «cola» es el cuerpo físico, y debemos conocernos a través de ella, a través de esta materia. Esto es lo que hace que la vida sea tan difícil y complicada, porque, a menudo, tropezamos con los seres y con las cosas sin saber que también ellos forman parte de nosotros.

Todo en la Creación está conectado

Esta verdad es la base de la moral. Si está escrito que no debemos hacer daño a nuestro prójimo, es porque este daño nos lo hacemos a nosotros mismos. Nuestro verdadero ser habita en todas partes y, por tanto, los dolores que infligimos a los demás, comenzamos por sentirlos nosotros mismos.

También las alegrías, naturalmente. La moral está basada en el conocimiento de que el ser humano abarca toda la creación. Por eso hay que pensar continuamente en hacer el bien, porque nos lo hacemos a nosotros mismos… ¡a esta parte de nosotros que se pasea con la del vecino!

Buscando a nuestro Yo Superior

Lo que llamamos «Iniciación» es el camino que el ser humano debe recorrer para «encontrar» su alma divina, su Yo Superior, y atraerle, para que se instale y habite en él.

Todo es posible para nuestro Yo superior, la cuestión es que quiera actuar, y como nosotros no sabernos cómo hacerle querer lo que queremos que quiera, ¡he ahí nuestra tragedia! ¿Cómo despertar la buena voluntad de este ser que esta tan alejado de nosotros y del que nosotros representamos aquí -y tan mal- una parte muy pequeñita?

Cuando queremos conocernos, es decir, cuando decidimos realmente reencontrarle, nuestro Yo superior inmediatamente es alertado de que, por fin, por primera vez, el trabajo más grande que existe en la Tierra ha sido emprendido. Es alertado y se alegra.

De momento el Yo Superior y el Yo Inferior están separados, hay una pantalla entre ellos en la que ambos se proyectan; pero un día, cuando se hayan fusionado, ya no habrá pantalla, o más bien todo será una pantalla, porque a través de una pequeña pantalla no se puede conocer todo y estar en todas partes. Si son limitados, se encuentran ante una pantalla limitada, pero si ya no tienen límites, todo el universo se convierte en una pantalla, y están en todas partes y lo conocen todo.

Omraam Mikhaël Aïvanhov

Izvor 222, La Vida Psíquica: Elementos y Estructuras
Cap. 13, El Yo Superior

Obras Completas, vol. 17, Conócete a ti mismo: Jnani Yoga – Parte 1
Cap. 8, El Yo Superior