Los seres humanos tienen múltiples ocupaciones: estudian, trabajan, construyen, se casan, tienen hijos, un oficio… Pero si les preguntan: «¿Están satisfechos?, ¿son felices?», les responderán que, a pesar de todo lo que poseen, sienten que les falta algo.

Y, ¿qué les falta? Deleitarse. Simplemente eso, deleitarse. Les falta ese elemento sutil, misterioso, que da la felicidad y la plenitud; tanto si comen, como si pasean, trabajan, o hacen cualquier otra cosa. Sí, cuando poseen este elemento, hasta las ocupaciones más insignificantes les procuran gozo y plenitud, porque este elemento lo transforma todo.

El elemento que viste nuestro mundo de belleza y esplendor

Para que lo comprendan mejor les pondré el ejemplo de un muchacho. Estudia, trabaja, pero encuentra que la vida no tiene nada de extraordinario, nada le maravilla, todo le deja indiferente. Pero he ahí que un buen día se enamora de una linda muchacha, y todo cambia: ve el mundo de otra manera, y todo le habla, las flores, los pájaros, el sol, las estrellas.

En realidad el mundo no ha cambiado, pero él posee en su interior un nuevo elemento que todo lo embellece, que hace que los objetos y los seres ya no sean los mismos. Y entonces, si algo le hace perder su amor, si esta muchacha le engaña o le abandona, el mundo vuelve a apagarse, y aunque brille el sol, él no lo verá porque, de nuevo, vivirá entre tinieblas.

Mientras que antes, aunque lloviera o granizara, vivía en un paraíso; lo encontraba todo maravilloso, no se daba cuenta de las privaciones ni de las injurias, iba por las calles feliz y lleno de gozo; se sentía poeta, músico, se extasiaba ante todo; poseía ese elemento que todo lo embellece y todo lo armoniza: el amor. Conocemos estos fenómenos, pero son muy pocos los que se han propuesto descifrarlos para obtener de ellos una verdadera enseñanza.

El elemento que sumado al amor, da verdadera inspiración y realización

El amor lo embellece todo. Pero, ¿es posible encontrar ese elemento que todo lo transforma sin que se esté enamorado de un hombre o de una mujer (con los que uno siempre corre el riesgo de sufrir una decepción)? Si les doy este ejemplo es para hacerles comprender que el amor es capaz de cambiar nuestra manera de ver las cosas, aunque también existen otros elementos capaces de hacerlo.

¡Si creen que los Iniciados recurren solamente al amor como los poetas, los músicos y los artistas, que se imaginan que necesitan estar enamorados para obtener temas de inspiración haciendo después todo tipo de locuras! No, los Iniciados, que han estudiado esta cuestión, han descubierto que se puede ir aún más lejos, subir más alto para encontrar la inspiración y la plenitud en un elemento estable, eterno, que, una vez alcanzado, ya no podemos perder.

Este elemento es una partícula sutil, imponderable; pero que cuando entra dentro del corazón, en el alma humana, hace que todas las cosas adquieran las dimensiones del universo. Para obtenerlo hay que trabajar, rezar, meditar durante mucho tiempo, pero cuando viene a instalarse, todo lo transforma.

Evidentemente, el amor puede ayudar a obtenerlo. Supongan que aman a una muchacha encantadora; gracias a todo lo que ella les inspira puede ayudarles a encontrar este elemento, pero no lo encontrarán en ella. Y hasta la poesía y la música son, a menudo, incapaces de aportarles este elemento.

(Continúa…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Sèvres, 16 de enero, 1972

Obras Completas, vol. 7. Los Misterios de Iesod.
Parte 1. Iesod refleja las virtudes de los demás Sefirot