¡Cuántas cosas quedan aún para revelarles! Pero todo llegará, tengan paciencia. Todavía no saben lo que son el hombre y la mujer: su estructura, las fuerzas que trabajan en ellos, y cómo deben vivir para ser verdaderamente tabernáculos del Dios vivo, de la nueva Jerusalén.

Y quienes no quieran comprender, de cualquier forma se verán obligados a comprender un día, pero será demasiado tarde… Poco les importa a los humanos lo que pueda ocurrir detrás de esas puertas.

Para un hombre, mientras una mujer le deje entrar, le es suficiente. El que le acoja un diablo, que entre un diablo, no les importa. Pero unos y otros se verán un día obligados a considerar esta cuestión tan importante.

«Pero no vi templo alguno en la ciudad; porque el Señor, Dios todopodoreso, y el Cordero, es su templo.» Todavía una prueba más de que esta nueva Jerusalén es un templo. Por lo tanto es el propio ser humano quien es un templo, tal como está dicho en los Evangelios: «vosotros sois templos del Dios vivo.»

La nueva Jerusalén es el nuevo ser humano en el que todo es oro, perlas, piedras preciosas… Y la luz brilla dentro. Cada uno de ustedes debe convertirse en una nueva Jerusalén. Desde hace dos mil años han habido sociedades secretas que pretendían ser esta nueva Jerusalén e incluso hoy…

¿cómo pueden tomarse por la nueva Jerusalén cuando siguen sumergidos en la incomprensión y en las viejas formas, sin poseer las llaves que abren el libro de la vida? Nadie es la nueva Jerusalén, excepto los seres que tiene las llaves, los siete sellos, es decir los que comprenden las Escrituras en profundidad.

Ser la nueva Jerusalén no consiste en balbucear algunas frases de la Ciencia Iniciática, y al mismo tiempo, mostrarse como de costumbre: temeroso, mezquino, engañoso, débil y negativo. Todos nosotros podemos ser la nueva Jerusalén, pero con esta nueva luz que abre todas las puertas, y esto debe dar resultados. Cuando se posee el conocimiento, deben producirse resultados; si no hay resultados, es que no se sabe gran cosa.

(Concluirá…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Obras Completas, vol. 26. Acuario: Llegada de la Edad de Oro.
Cap. 6, La Nueva Jerusalén.