Desde la más remota antigüedad, siempre existió un centro iniciático que dominaba a los demás: éstos sólo eran ramificaciones del centro único cuya luz jamás se ha extinguido a través de los siglos.

Para conservar esta llama, se necesitaba la existencia de un ser que poseyera todos los conocimientos y todos los poderes, un ser que fuese el representante de Dios en la tierra, un ser que no muriese jamás.

Melquisedec se encuentra con Abraham

Este personaje existe realmente, se le menciona en la Biblia y en las tradiciones de todos los pueblos, pero bajo distintos nombres, y no se puede dudar de su existencia. La tradición hebraica le menciona bajo el nombre de Melquisedec. Moisés, en el Génesis, cuenta que llevó a Abraham el pan y el vino y que Abraham le dió el diezmo de todo.

A él se refería san Pablo cuando decía en la Epístola a los Hebreos: «Efectivamente este Melquisedec, rey de Salem, sacrificador del Altísimo – que iba delante de Abraham cuando volvía de la derrota de los reyes, que le bendijo, y a quien Abraham dió el diezmo de todo – que es primeramente rey de justicia según el significado de su nombre, y también rey de Salem, es decir rey de paz – que no tiene ni padre, madre, genealogía, que no tiene ni comienzo ni final en su vida – pero que se ha vuelto semejante al hijo de Dios – este Melquisedec sigue ofreciendo sacrificios a perpetuidad.»

Todas las decisiones sobre el destino de la humanidad, vienen de Melquisedec

Ustedes dirán: «Sin padre, ni madre… pero, ¿cómo fue creado? Un ser que es el representante de Dios en la tierra tiene todos los poderes sobre la materia; por lo tanto puede formar un cuerpo etérico capaz de mantenerse hasta el fin de los siglos y tiene la posibilidad de disgregarlo cuando quiera.

Melquisedec cuyo nombre significa «rey de justicia», es el representante de Dios y el papel que tiene que desempeñar en la tierra es el más importante. Es juez de vivos y muertos, y de él proceden todas las directrices concernientes al destino de la humanidad.

Maestro de todos los Iniciados

Todos los grandes Iniciados han sido instruidos por él; Hermes Trimegisto es una manifestación de él, y Orfeo, Moisés, Pitágoras, Platón, Buda, Zoroastro, los más grandes han recibido su Enseñanza; incluso Jesús. Porque antes de Abraham él ya existía.

Él fue quien envió a los tres reyes Magos como representantes de su reino para inclinarse ante Jesús, porque Jesús era la encarnación del Principio divino, del Verbo que se hizo carne. Pero Melquisedec, representante del Dios vivo, que no tiene principio ni fin, tiene otro papel que desempeñar.

(Continúa…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Obras Completas, vol. 26. Acuario: Llegada de la Edad de Oro.
Cap. 6, La Nueva Jerusalén.