Pregunta: Maestro, usted nos dijo un día que la personalidad no es de naturaleza divina. ¿Cómo se explica esto, puesto que nada existe fuera de Dios?

Me plantean aquí una cuestión muy importante pero muy difícil de abordar. En realidad, se puede tomar la palabra «divino» en dos sentidos diferentes. Cuando digo que la personalidad no es de naturaleza divina, quiero decir que no posee las cualidades de la Divinidad, es decir, la luz, la estabilidad, la eternidad. En este sentido, es la individualidad la que es de naturaleza divina, pero en realidad, la personalidad y la individualidad son una sola y misma cosa, parte de Dios.

Dios creó el bien y el mal

Miren lo que dicen los libros sagrados acerca del mal. En ciertos libros sagrados de la India, por ejemplo, se encuentran pasajes tales como (es Dios mismo quien habla): «Yo soy el bien y el mal. Yo he hecho todas las cosas…». Y al mismo tiempo, en otros pasajes, en la Biblia, Dios declara: «No puedo tolerar el mal, soy irreductible, castigo a los malvados…».

Puesto que no existe nada fuera de Dios, incluso el mal, o lo que nosotros sentimos como mal, forma parte de Dios. Así pues, las guerras, las devastaciones, todo lo que es malo para nosotros, es El quien lo hace. Nos extraña leer semejantes cosas, pero es así. Para comprender esta contradicción hace falta una gran luz. ¿Cómo puede Dios, al mismo tiempo, crear el mal y luchar contra él para vencerlo y aniquilarlo ?

Esto nos lleva a la cuestión de la personalidad. La personalidad es un producto de Dios mismo. Se los dije un día: Dios quiso crearse un espectáculo. Se aburría y quiso distraerse, por eso creó a los hombres. Y ahora los mira, ¡y se ríe!… Se ríe al ver todo lo que sucede entre ellos. Pero en realidad, no hay más que El, todo es siempre El.

(Continúa…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Obras Completas, Vol. 11, La Clave de los Problemas de la Existencia