El que prepara un talismán debe conocer las leyes de correspondencia entre los objetos físicos y los astros, las fuerzas y los seres invisibles. El mago prepara un objeto que, gracias a los metales con los que está formado, a los signos y a los caracteres que lleva, puede absorber y retener fuerzas.

Lo pone en conexión con entidades invisibles para que se convierta en una fuente de influencias buenas o malas, armoniosas o desarmoniosas. Pero el mago blanco sólo prepara talismanes susceptibles de producir las mejores influencias. El trabajo del mago es, en realidad, idéntico al de la Naturaleza, que llena las piedras, las plantas, los animales y hasta a los hombres, con una esencia particular susceptible de ser extraída. Sí, podemos utilizar la presencia de las energías naturales en todas las cosas, pero debemos conocer las leyes, y no servirnos nunca de estas energías para nuestro interés personal.

La palabra talismán viene del griego «telesma». Telesma es el termino empleado por Hermes Trismegisto cuando habla de «la fuerza fuerte de todas las fuerzas», de la que dice: «el Sol es su padre, la Luna es su madre, el viento la ha llevado en su seno y la Tierra es su nodriza».

Algunos llaman a esta fuerza «prana», «electricidad», «luz astral», etc. Se encuentran multitud de apelaciones. Pero «telesma» es la fuerza que viene del Sol, que penetra en los objetos y que puede ser conservada e irradiada por éstos.

Uno de los pentáculos es el «cuadrado mágico». Es un disco de metal, sobre el que está grabada una rejilla y en cada casilla de esta rejilla está inscrito un número. Los Iniciados han comprendido que cada planeta está en correspondencia con un pentáculo construido de esta manera, para el que conocen e| numero exacto de divisiones y los signos a grabar. Para Saturno, por ejemplo, hacen falta 3 divisiones, para Júpiter 4, para Marte 5, 6 para el Sol, 7 para Venus, 8 para Mercurio, y para la Luna.

Para cada planeta, el pentáculo debe ser grabado sobre el metal que le corresponde, y llevar al dorso una imagen que este en relación con el planeta.

(Concluirá…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov
París, 17 de diciembre de 1938.

Obras Completas Vol. 4, La semilla de mostaza
Cap. 2, «La piedra blanca».