Si buscan la felicidad no hay otro secreto que el de vivir una vida espiritual intensa. Es inútil ir a buscar la ayuda de los talismanes o de otros objetos mágicos: piedras, metales, perfumes…, porque la única verdadera magia es la vida.

Mejoren su salud

Si quieren ser felices, trabajen para que vuestra vida sea más pura, más rica, más abundante. Tan pronto como empiecen a hacer ese trabajo, un trabajo sobre el cuerpo físico, sobre el cuerpo astral (los sentimientos) y sobre el cuerpo mental (los pensamientos), verán los resultados: su salud mejorará, sentirán el amor en todas partes, en ustedes y a su alrededor, y el sentido de la vida se les presentará cada vez más claro.

¿Cómo hay que hacer ese trabajo? Toda nuestra Enseñanza no habla más que de eso. Durante años les he dado tal cantidad de métodos, que nunca podrán aplicarlos todos: pero escojan al menos algunos y trabajen seriamente con ellos. En caso contrario, pasarán los años y será la vida misma la que les sorprenderá con sus lecciones, y entonces sufrirán. Créanme: no pueden ser felices si se dejan llevar por una vida corriente.

Pongan este método en práctica y verán los resultados

Y si quieren un método para aplicar ahora, en seguida, se los puedo dar: consiste en adquirir la costumbre de dar las gracias. Sí, dar las gracias a cada instante e incluso agradecer todo lo que sucede: en medio de dificultades, de penas, de sufrimientos, dar las gracias siempre. De esta manera neutralizan los venenos producidos en ustedes por esos estadios negativos, cicatrizan las llagas porque nada puede resistirse ante el reconocimiento.

Den las gracias, pues, hasta sentir que todo lo que les sucede es para su bien. Desde ahora digan: «Gracias, Señor, gracias, Señor…» Den gracias por todo lo que tienen, pero también por todo lo que no tienen, por todo lo que les regocija y por todo lo que les hace sufrir.

Así mantendrán encendida en ustedes la llama de la vida. Me parece que les oigo preguntar: «¿Esto es todo?» Sí, eso es todo; pero practiquen este método y constatarán los resultados.

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Izvor 231, Las semillas de la felicidad
Cp. 8, Para ser felices ¡estén vivos!