Durante el curso del año, cuando el sol se mueve alrededor del círculo del zodíaco, viaja a través de los cuatro puntos conocidos como equinocciossolsticios. Los equinoccios corresponden a los dos días del año en que el sol cruza el ecuador, y el día y la noche son de igual duración. Estos dos días son el 21 de marzo y el 21 de septiembre. Los solsticios, por otra parte, corresponden a los dos días en que el ángulo entre el sol y el ecuador es el máximo posible. Estos días son el 21 de diciembre, que corresponde al solsticio de invierno en el hemisferio norte, y allá es el día más corto del año, siendo lo inverso en el hemisferio sur, y el 21 de junio, que corresponde al solsticio de verano en el hemisferio norte, y al día más largo del año, mientras que es solsticio de invierno en el hemisferio sur, y el día más corto en ese hemisferio.

A estos cuatro puntos en el tiempo, los solsticios y los equinoccios, corresponden cuatro fiestas cardinales: Pascua, San Juan, Michaelmas y Navidad. Estos días festivos fueron instituidos por los iniciados, como un recordatorio a los seres humanos de que, en esos días, el sol pone en movimiento corrientes particularmente potentes en el universo, y que, si están concientes de ellas, los seres humanos pueden tomar esas corrientes y utilizarlas para avanzar en su evolución. El pasaje de una estación a la siguiente ocurre en esos cuatro puntos, cada uno de los cuales es el nexo de fuerzas extraordinarias propias a cada estación. Las fuerzas estacionales están organizadas y reguladas por espíritus muy poderosos, bajo cuyo comando se encuentran muchos espíritus menores, cuya tarea es distribuir esas energías y fuerzas a cada parte del planeta.

No deberían pensar que todo ocurre en forma automática en la naturaleza: al contrario, una multitud de espíritus están involucrados activamente. A algunos de ellos se les ha confiado especialmente con el cuidado de rocas, plantas, animales y humanos, y todos los cambios estacionales que ocurren, son el resultado de su actividad.

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Cada uno de estos festivales posee un punto cardinal, estación, arcángel y planeta correspondiente. Debido a sus orígenes en el hemisferio norte, el festival de la Pascua, se relaciona con la llegada de la primavera, sobre la que el arcángel RAFAEL preside: su nombre significa «Dios que sana» o «médico divino». Este arcángel representa a Mercurio, y rige sobre el punto cardinal sur. Es Rafael quien da órdenes a las entidades bajo su comando, para que trabajen con la vegetación del mundo, y distribuyan las fuerzas del crecimiento y la regeneración.

El día de San Juan, con sus fuegos, marca el comienzo del verano en el hemisferio norte: es la estación del arcángel URIEL, que representa a la tierra y rige sobre el norte. El solsticio de verano está regido por este arcángel, un arcángel de luz: su nombre significa «Dios es mi luz». La fiesta de San Juan (el 24 de Junio), coincide con el momento en que el sol entra a la constelación de Cáncer – el signo en que Venus se encuentra en exaltación – y esta no es casualidad, pues la fiesta de San Juan es la fiesta del fuego, la fiesta del calor veraniego, que cosecha la fruta y todas las otras cosas en la naturaleza.

Michaelmas marca el comienzo del otoño: está bajo la influencia del arcángel MIGUEL (su nombre significa «Quién como Dios»), que representa al sol, y rige sobre el este. El arcángel Miguel mantiene el control sobre las fuerzas del balance y la justicia y, consecuentemente, sobre las fuerzas que nos permiten distinguir el bien y el mal, a fin de liberar el bien y transformar el mal.

La Navidad marca el comienzo del invierno: está dedicada a las fuerzas del arcángel GABRIEL (cuyo nombre significa «Dios es mi fortaleza»), que representa a la luna y rige sobre el oeste. El arcángel Gabriel comanda las fuerzas que tienen la propiedad de condensar la materia. Si la influencia de la luna no estuviera contrarrestada por otras influencias, habría materializado y petrificado todo lo que existe: plantas, animales y también personas.

Los equinoccios y los solsticios o, como les he llamado, las cuatro fiestas cardinales, son los cuatro días más vitales del año, y están gobernados por Mercurio (equinoccio de primavera), Venus (solsticio de verano), el Sol (equinoccio de otoño), y la Luna (solsticio de invierno).

Omraam Mikhael Aivanhov
Obras Completas, Vol. 32. Los Frutos del Árbol de la Vida: La Tradición Cabalística