– Actividad y receptividad
Cada vez hay más personas que se interesan por los fenómenos de la mediumnidad, de la clarividencia, de la telepatía, y que desean cultivar estas facultades que les parecen tan ventajosas: conocer, penetrar lo que está oculto. Sí, claro, es ventajoso; pero también es arriesgado.
¿Por qué? Porque para ser médium, clarividente, es necesario observar una actitud de gran pasividad y receptividad. Los videntes pueden ser los mensajeros de lo invisible porque tienen esta actitud receptiva. Pero cuando uno es demasiado receptivo, es como una esponja, y lo absorbe todo, lo bueno y lo malo. El mundo invisible no es un espacio vacío, y es peligroso aventurarse sin preparación previa por estas regiones, que no están pobladas únicamente por espíritus luminosos, sino también por entidades maléficas que son, muy a menudo, hostiles a los humanos y que se complacen en inducirles a error o en perseguirles.
El mundo invisible contiene, también, criaturas monstruosas producidas por los pensamientos y sentimientos de criminales y de magos negros, y estas criaturas siempre están listas para colarse en un ser humano, donde sea que encuentren una puerta abierta, es decir, siempre que encuentren un ser humano muy débil, o muy ignorante para defenderse a sí mismo. Los hospitales psiquiátricos están llenos de personas que, con su deseo de entrar en relación con el mundo invisible, gracias a la clarividencia y a la mediumnidad, se han dejado invadir por estas entidades tenebrosas.
Cuando se poseen ciertas facultades mediúmnicas, que son las cualidades del principio femenino, es aconsejable desarrollar también cualidades masculinas, a fin de poseer armas para protegerse.
(Continuará)
Omraam Mikhael Aivanhov,
Izvor 228, Mirada al Más Allá
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