La Primera Gran Ley Mágica: La Ley de Grabación

Puede que se dude de la existencia de Dios, que no se crea en los ángeles, en los demonios, ni en el infierno, pero hay algo de lo cual no se puede dudar en absoluto, y es que nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestros actos se registran en nosotros y fuera de nosotros, y dejan, por tanto, huellas.

El conocimiento de esta ley es la base de toda la vida moral y espiritual: desde el momento en que todo se graba, uno no puede permitirse el lujo de hacer lo que le viene en gana, de tener cualquier pensamiento, cualquier sentimiento, porque habrán consecuencias. Evidentemente, esta idea es nueva para muchos.

La grabación: nada existe en la tierra, que no exista ya en el mundo invisible

Que los humanos — que son inteligentes, instruidos y técnicamente avanzados — hagan grabaciones, le parece a todo el mundo normal: no hay más que ver las imágenes, las palabras y las músicas que están grabadas. Pero la naturaleza, ¿cómo es posible que haga grabaciones? Pues bien, en esto se ve cuán ignorantes son las personas. En realidad, no se puede encontrar nada en el mundo visible que no exista ya en el mundo invisible.

La Inteligencia cósmica se ha adelantado a los humanos e incluso los ha dejado atrás: sus grabaciones son de una naturaleza mucho más sutil que la que éstos son capaces de realizar. La inteligencia cósmica, que quería archivarlo todo, decidió que toda la historia del universo sería grabada. Cada acontecimiento se refleja en todos los objetos que hay a su alrededor dejando huellas, y se puede decir que estas huellas son imborrables, que están enterradas profundamente bajo otras capas que se han amontonado encima, pero existen, y se pueden reencontrar. Estas huellas constituyen los registros «akásicos».

Nuestros pensamientos y sentimientos dejan huellas, así como nuestros actos

Nosotros dejamos trazas en cualquier objeto que tocamos, y aunque no lo toquemos, nuestra presencia, las emanaciones de nuestro cuerpo físico, de nuestro cuerpo astral, etc., se imprimen en ellos. Y en los lugares por los que pasamos, en las personas que frecuentamos, también dejamos trazas, buenas o malas, luminosas o sombrías.

Por eso es tan importante trabajar sobre los pensamientos y los sentimientos, con el fin de mejorarlos, purificarlos, sabiendo que podemos hacer el bien o el mal, no únicamente mediante nuestras acciones, sino también con nuestros pensamientos y sentimientos.

Por la ley de la atracción, los pensamientos malignos atraen fuerzas hostiles

Conociendo esta ley de grabación, es necesario ser razonables, prudentes, estar atentos, con el fin de no cometer actos reprensibles, porque tarde o temprano, no sólo volverán a la conciencia y estarán obligados a arrepentirse, sino que producirán fenómenos y acontecimientos enojosos. Pues no sólo todo se graba, sino que en virtud de la ley de afinidad, lo malo que han grabado produce efectos en los mundos visible e invisible, perturbando el orden de los átomos y de los electrones, atrayendo fuerzas hostiles que un día acabarán por importunarles.

(Continúa…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Izvor 226, El Libro de la Magia Divina
Cap. 11, Las tres grandes leyes mágicas.