Hablando después respecto a sus poderes psíquicos – en particular sobre su clarividencia – Mikhaël dijo que estando en Ternovo sintió una gran efervescencia interior, y que a menudo tenía revelaciones sobre las vidas pasadas de las personas. Cuando podía, le preguntaba a Peter Deunov para verificar la verdad de esas revelaciones. Pero pronto se dio cuenta que revelar esas cosas podía ser peligros, que no tenía derecho a levantar el velo que la sabiduría divina pone sobre la memoria de los seres humanos: «Si supieran las cosas terribles que se han hecho los unos a los otros en el pasado, ¿cómo reaccionarían hoy?».

El deseo más grande de Mikhaël era ayudar a sus amigos a avanzar, pero ¿cómo podría estar seguro de decirles, sin causarles más daño que bien? Como dudaba en esto, adoptó el hábito de negar su don de clarividencia.

Es evidente, sin embargo, que percibía emanaciones y el aura que rodeaba a cada ser humano, un aura que no puede mentir, pues sus colores expresan el estado y la salud física y espiritual de la persona. Ocasionalmente podía incluso ver la luminiscencia del aura de Peter Deunov, y captar la fragancia del perfume espiritual que emanaba de él.

(Concluirá…)

Louise-Marie Frenette,
Extracto de The Life of a Master in the West  (Amazon, click en ‘look inside’)
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