Los lagos del Rila en las montañas de Musala, Bulgaria

Siendo joven, Mikhaël amaba las travesuras y era muy capaz de hacer algo espectacular, sólo por diversión. Muchos años más tarde contó uno de esos incidentes: «Cuando era muy joven, había ciertos ejercicios que amaba hacer. Un día estaba con algunos amigos en la cima de las montañas del Musala, y los lagos del Rila y las otras cimas estaban ocultas por la niebla. Era tan densa que apenas nos veíamos los unos a los otros.

Sólo por diversión, le pregunté a mis amigos: «¿Quieren ver el paisaje? Díganme qué quieren ver, y se los mostraré.» Bien, uno de ellos pidió ver el tercer lago – o quizás era el quinto – no lo recuerdo bien.

Había subido al Musala tan a menudo, que sabía exactamente donde estaba cada lago y cima de las montañas Pirin-Rhodope, así que extendí mi mano en dirección al tercer lago, la niebla se aclaró, y el lago apareció. Por supuesto, todos dieron una exclamación de sorpresa. Entonces bajé mi mano, y gradualmente el lago volvió a estar escondido por la niebla. Entonces alguien más quiso ver las montañas de Macedonia. Extendí mi mano en esa dirección, y una vez más la niebla se dispersó y las montañas aparecieron.

Luego de eso salió el sol. Mis amigos estaban absolutamente atónitos. Por primera vez entendían cuán poderoso podía ser el pensamiento. Esta historia es absolutamente cierta. Sé que el mundo invisible me está escuchando. No podría mentirles.» Tras relatar este incidente, agregó que si es posible actuar sobre nubes externas, es aún más fácil trabajar en aquellas que oscurecen nuestro mundo interior. Al enfocar mentalmente rayos de luz sobre ellas, uno puede dispersarlas y recuperar la paz y alegría interior.

(Continuará…)

Louise-Marie Frenette,
Extracto de The Life of a Master in the West  (Amazon, click en ‘look inside’)
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