«El rey llamó a su hijo mayor y le dijo: «Hijo mío, te quiero mucho y quiero darte secretamente mi anillo con el tercio de mi reino». Lo mismo hizo con sus otros dos hijos. El rey ignoraba a cuál de sus hijos había dado el anillo mágico, pero los tres estaban convencidos de haberlo heredado

(Continúa desde el post anterior)

Algún tiempo después, el rey fue a visitar a sus hijos. Fue primero al país del mayor y vio que su pueblo vivía en medio de enfermedades y de privaciones… No era, pues, el mayor quien poseía el anillo. Fue a continuación al reino de su segundo hijo; allí el pueblo estaba agobiado por guerras y desgracias continuas. Por lo tanto, tampoco él había recibido el anillo.

Finalmente, cuando llegó al país de su tercer hijo, vio que todos sus súbditos eran ricos y estaban sanos, en paz y felices. El rey comprendió entonces que era su hijo más joven quien había heredado el anillo mágico… Así es, dijo Nathan, como reconocerás dónde se encuentra la verdadera religión: allí donde reinen la paz, la felicidad, la abundancia, la sabiduría y el amor».
Omraam Mikhaël Aïvanhov
Obras Completas, Vol. 1, El Segundo Nacimiento