Existen varias formas de estudiar el Árbol sefirótico; una de ellas consiste en dividirlo en pilares. Los sefirots Kéther, Tiphéret, Iésod y Malkout forman el pilar central, el Pilar del Equilibrio, y a una y otra parte, los sefirots Hokmah, Hésed y Netzach forman el Pilar de la clemencia, mientras que Binah, Gébourah y Hod forman el Pilar del Rigor o de la Severidad.

Cuando descendemos por el pilar del equilibrio, Tiphéret es la primera séfira con la que nos encontramos después de Kéther. En este sentido podemos decir que el sol representa más el Espíritu de Dios que el Espíritu de Cristo. En realidad, sin embargo, representa tanto el uno como el otro, porque el Espíritu de Cristo no es diferente del Espíritu de Dios; se trata simplemente de otra manera de presentar las cosas. Hay que saber servirse de todas estas nociones y saber jugar con ellas.

Cada mañana, al venir a ver la salida del sol, piensen que conectándose con él se conectan con su espíritu… Sí, con el Espíritu del sol, que es el Espíritu de Cristo, una emanación de Dios mismo. No basta con exponerse físicamente al sol; para recibir verdaderamente la luz, la vida y el calor del sol, debe ser su espíritu el que vaya a exponerse, a conectarse con él, a penetrarle. Se sumergen en otro mundo, y allí reciben el conocimiento, la iluminación.

Bonfin, 15 de agosto de 1967

Omraam Mikhaël Aïvanhov
«Los Esplendores de Tipheret«, Obras Completas, vol. 10
Cap. 10 Suban por encima de las nubes