Como sus discípulos recuerdan, Omraam Mikhaël Aïvanhov siempre estaba totalmente presente en sus actividades, lo que le daba una fuerza y gracia inusual. Algo de esta elegante simplicidad está capturada en grabaciones en video de sus conferencias. Ingresa a la sala de conferencias con pasos resueltos, tomando firmemente su bastón.

Su expresión era del mayor aplomo. Levanta su mano derecha, bendice a todos con un gesto solemne. Su discurso fluye, transmitiendo la sabiduría ganada a través de su propio trabajo espiritual y de su labor de auto-trascendencia. Sus palabras, cargadas con carisma, mantienen hechizados a sus discípulos. Se detiene a sonreir, irradiando una rara gentileza que parece llenar el salón. O estalla en una risa contagiosa. Reúne sus energías nuevamente. Sus ojos parecen escrutar la eternidad, y una quietud palpable desciende sobre todos – una calma que es arquetípicamente comunicada incluso a través del video.

 

Los estudiantes de Zen no tendrán dificultad en ver a un maestro Zen consumado ante ellos. Los estudiantes de Yoga sin duda verán a un gran siddha, o adepto al Yoga. Los estudiantes de magia verán en el a un mago de primer orden. Pero bajo todo el poder y el carisma, podemos sentir una maravillosa simplicidad infantil, gentileza, honestidad, y humildad ante Dios.

Son estas cualidades en Omraam Mikhaël Aïvanhov las más atractivas para el corazón sensible. Uno recuerda el dicho del adepto sufí Abu Sa’id ibn Abi’l-Khayr:

“El verdadero santo va y viene entre la gente, y come y duerme con ellos, y compra y vende en el mercado, y se casa, y toma parte de las interacciones sociales, y nunca se olvida de Dios ni por un momento.».

«Los verdaderos místicos» observaba Omraam Mikhaël Aïvanhov, «son personas razonables, normales, con maneras, gestos y miradas ordenadas, armoniosas»

 

Extracto de «The Mystery of Light» por Georg Feuerstein.
Capítulo 2. Omraam Mikhaël Aivanhov: Visionario, Maestro y Sanador