¡A menudo oímos decir a algunos supuestos espiritualistas, que si trabajan en el plano físico van a perder su luz!… El trabajo físico debe existir como un punto de partida que debe provocar el calor, es decir, el amor; y, cuando la intensidad de este amor sea suficiente, producirá la luz, la inteligencia.

La luz es un resultado del movimiento y del calor y, si pensamos que podemos perder nuestra luz trabajando, será que no se trata de una luz verdadera, sino de pereza… En ninguna parte en la Ciencia Iniciática he oído decir que el trabajo aniquilase la luz.

Diferentes energías en los planos físico, astral y mental

La voluntad, el movimiento, la actividad, corresponden al plano físico, el sentimiento al plano astral y el pensamiento al plano mental. Y, tanto si empezamos por arriba como por ahajo, cada energía producida por una actividad en uno de los planos tiene la posibilidad de transformarse en otra energía pasando al plano siguiente.

Podemos, pues, subir desde el acto al pensamiento o descender desde el pensamiento al acto. Estas transformaciones del movimiento en calor y en luz (y de la luz en calor y en movimiento) son particularmente conocidas y aplicadas en física.

El trabajo físico es indispensable para la evolución espiritual

Sólo los espiritualistas perezosos no las conocen y se contentan con meditar, estudiar, reflexionar, hablar, sin que nada de estas actividades se transforme en sentimientos o en actos, Pero yo, que he recibido esta tarea (ingrata) de ocuparme de ustedes, estoy obligado a darles nociones correctas para liberarles y permitirles evolucionar más rápidamente.

Deben comprender, pues, que el trabajo físico es indispensable para la evolución de cada uno, Aunque nadie les obligue a hacerlo, deben obligarse ustedes mismos, porque, si no, esto se reflejará de una forma muy nociva en su salud, en el sistema muscular, en la sangre.

Incluso las labores domésticas les ayudarán a adquirir más luz

Con el pretexto de sentirse bien, la gente no hace ningún esfuerzo, pero es este bienestar ilusorio, justamente, el que induce a error a toda la humanidad. Si supieran la utilidad de la actividad física para la salud, y hasta para la claridad de la consciencia, harían todo lo posible, incluso cuando están solos, para tener siempre algo que limpiar, que lavar, que arreglar.

Y les diré que, incluso yo, que tengo tantas posibilidades de que me hagan las cosas los hermanos y las hermanas, hago yo todo lo que puedo. Porque sé muy bien que no es dando a los demás el trabajo material para que lo hagan, como se adquiere más luz. ¡A menudo me pregunto cómo comprenden los humanos lo que es la luz! No saben nada de lo que es la luz, ni de cómo nace.

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Obras Completas, vol. 18, Jnani Yoga II