– Apunten a vibrar en unísono con el gran cuerpo del cosmos

Hasta que los hombres y mujeres hayan alcanzado esta luz y calor, sus acciones siempre contendrán ciertos elementos negativos que pueden distorsionar, e incluso destruir su propia felicidad y la de otros. Y eso es el infierno.

El infierno no es un lugar que exista en algún rincón distante del universo, existe aquí en la tierra, en los corazones y almas de quienes se deleitan en el desorden y la anarquía. Hay mucha gente así en el mundo hoy, personas que han abrazado la filosofía anárquica, sin darse cuenta de los peligros que hay esperando por ellos.

Si hubieran estudiado las leyes de la naturaleza y visto cómo fue creado el universo, si hubieran aprendido sobre todas las diferentes regiones de las que está compuesto, y todas las diferentes criaturas que habitan esas regiones, habrían entendido que ellos, también, son una parte integral de este cuerpo viviente de la naturaleza, y que su comportamiento debe armonizar con el todo. Si su actitud anárquica se vuelve demasiado problemática, la naturaleza simplemente se purgará y los expulsará. Los anarquistas no son nunca tolerados por mucho tiempo. La naturaleza interviene, pues no puede permitir que la desarmonía triunfe. La desarmonía es un tumor, un crecimiento canceroso en su cuerpo, y ella toma los pasos necesario para deshacerse de ello.

Esto es lo que la ciencia iniciática nos dice. Y una vez un iniciado ha entendido esta verdad, su único gran miedo es volverse un tumor en el cuerpo cósmico, al fracasar en vibrar al unísono con él. Los iniciados temen sólo una cosa,  y es encontrar que su estado psíquico y sus vibraciones son distintos a la armonía universal, pues saben lo que les espera si ello ocurre. Es por eso que siempre se esfuerzan en ajustarse y vibrar al unísono con el gran cuerpo del cosmos.

Si un cantante en un coro o un músico en una orquesta no cantan o tocan de acuerdo a la partitura, serán despedidos, porque destruyen la armonía del conjunto.

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Como he dicho antes, ustedes se puede preguntar por qué el cielo no interviene y cambia el mundo. Bien, por supuesto, podría hacerlo, pero sin el consentimiento y buena voluntad de los seres humanos sería inútil. Los seres humanos no lo entenderían ni apreciarían, y simplemente lo destruirían todo de nuevo. Pero si la voluntad de cambiar viene de nosotros, si adquirimos sabiduría y realmente queremos cambiar las cosas, el resto seguirá automáticamente.

 

En la próxima Era de Acuario, el mundo invisible liberará nuevas corrientes, nuevas fuerzas y energías, y seresmos testigos de un cambio maravilloso, pero debe venir de los seres humanos para empezar. Debemos unirnos y decidirnos a trabajar de tal forma, que invite a la intervención de fuerzas cósmicas. Si no insistimos, no conseguiremos nada. Las entidades sublimes en lo alto, nunca deciden intervenir en los asuntos humanos por su propio placer. Nos corresponde a nosotros pedirles…

No hay un trabajo más importante o más glorioso para los seres humanos de todas las religiones que unir los poderes de nuestras mentes, corazones y voluntades para lograr la realización de la Edad de Oro sobre la tierra.

Es por ello que resulta tan importante que formemos un núcleo poderoso, viviente, enfocado a la venida del Reino de Dios. De esta manera podemos influir mentes y almas. Y un día, cuando los hijos de la luz se hayan unido todos en pensamiento y avancen hacia la misma meta, cambiarán el equilibrio y sobrepasarán a todos quienes buscan destrucción y caos.

 

El Reino de Dios vendrá, se los prometo. Y la Edad de Oro también. Cada vez que oran por esto sincera, intensa y desinteresadamente, sus oraciones son respondidas, pero son respondidas gradualmente. Es un proceso en movimiento que se expande y toma forma sólo gradualmente, pues lo que piden no puede ser logrado en sólo un día…

 

Omraam Mikhael Aivanhov
Obras Completas, Vol. 26, Acuario: Llegada de la Edad de Oro, Cap. 2